El partido de balonmano era muy difícil. Tenían que jugar de visitantes contra uno de los mejores equipos infantiles. Si no ganaban, descenderían de categoría. La presión era muchísima. La entrenadora les habló en el micro, en el vestuario y en la cancha. Las alentaba, les pedía concentración, no cansarse, pasarse la pelota, marcar como habían practicado... Las chicas estaban dispuestas a ganar, iban a salir con todo a la cancha. Su partido era el primero. A pesar de no ser locales, estaban alentándolas las jugadoras de las otras categorías que jugaban después y los padres. No bien entraron a la cancha, comenzaron a gritar y cantar. Parecía que estaban en su propia cancha y que era la final de un campeonato super importante.
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La familia de Carlos amaba los animales. Eran los rescatadores del barrio. Si encontraban un pájaro herido, lo levantaban, lo curaban, y lo alimentaban hasta que pudiera volar. Si veían algún perro con hambre o enfermo, lo llevaban a su casa y, cuando se reponía, lo daban en adopción. Una noche, mientras regresaban a su casa, vieron tirado a un costado de la calle a un perrito. Pararon inmediatamente, lo envolvieron con una manta y buscaron una veterinaria a donde llevarlo. Alguien lo había atropellado y tenía una patita rota. La veterinaria lo curó, entablilló la patita y les dio las recomendaciones para que lo cuidaran.
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La maestra de cuarto grado propuso a sus estudiantes que realizaran una pregunta a sus familiares o vecinos. La pregunta era: "¿A qué lugar querrían volver?" Aclaró que podía ser un lugar donde hubieran ido de vacaciones o algún momento de su vida. La idea era pensar en que, si pudieran elegir regresar por unos minutos a un lugar, dónde irían. Damián se tomó en serio el trabajo. Él no tenía dudas de que regresaría al momento en que fue por primera vez a ver un partido de fútbol con toda la familia. Nunca olvidaría cómo temblaba el campo de futbol y cómo su corazón parecía latir con el mismo ritmo y fuerza.
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—Yo voy a la escuela para estudiar, lo demás no me importa. Yo siempre cumplo, llevo las cosas, estoy en mi lugar cuando termina el recreo, yo estudio y saco buenas notas. Lo demás no me importa. No soy como otros que siempre llegan tarde, no terminan las tareas, se portan mal en la escuela... Por mí, el que no sabe y molesta o repite que se vaya de la escuela—, le decía todos los días Bárbara a su mamá, refiriéndose a Tobías—. Además, no para de molestarme, quiere estar todo el tiempo al lado mío...
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