¿Estamos preparados?
Santa Teresa de Calcuta comentó que, un día, iba junto con sus Hermanas de la Caridad y tropezaron en la calle con un borracho. Creyendo que era una oportunidad para acercarse a él, el hombre tan pronto las vio, comenzó a gritar: “¡Váyanse! ¡No estoy preparado!”. Las monjitas se le acercaron para decirle que no se asustara, que eran solo hermanas. A lo que él contestó: “No, no: ustedes son ángeles del cielo, Dios me ha tomado por sorpresa... ¡y yo no estoy preparado todavía!”. Finalmente, el hombre volvió a ver a Teresa otro día y se reconcilió con Dios.
Y nosotros... ¿estamos preparados?. La realidad de la Iglesia es su peregrinar hacia la casa del cielo. En el camino, debemos purificarnos de lo que opaca nuestro ser cristiano. Esa es la intención de oración de esta liturgia. Una vez purificados, alcanzamos la alegría porque hay un regreso al seno de Dios.