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¿Y si lo que buscas está en tu interior? Día de la Iglesia Diocesana

El domingo, 10 de noviembre de 2024, celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Nuestra Diócesis es la madre en cuyo seno todos hemos sido engendrados a la vida de hijos de Dios. Al sentirla como madre, la sentimos también como nuestra propia familia; como el hogar cálido que nos acoge y acompaña; la mesa familiar en la que restauramos las fuerzas desgastadas y la fuente de agua viva que nos purifica y renueva.

Somos vocación para la misión

La Diócesis custodia la memoria viva de Jesucristo, nos sirve la Palabra de Dios, nos congrega para la celebración de la fe y los sacramentos y nos lanza al compromiso evangelizador y misionero.

En esta Jornada estamos convocados a dar gracias a Dios por pertenecer a la Iglesia Diocesana y estamos llamados a orar con más intensidad por nuestras Diócesis de Huesca y de Jaca, que peregrinan en esta bendita tierra de Aragón, por el administrador apostólico, los sacerdotes, las personas consagradas, los fieles laicos, seminaristas, para que vivamos con fidelidad nuestra propia vocación y misión.

Somos vocación para la misión. Este año queremos insistir en el tema de la vocación en el horizonte de la celebración del próximo congreso sobre las vocaciones (febrero de 2025) y en el clima del Sínodo concluido en Roma. Estamos todos llamados a plantearnos la propia existencia como vocación, en todas las opciones de vida, y a descubrir el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros. Todos somos discípulos misioneros y tenemos una corresponsabilidad compartida en la Iglesia. Estamos llamados promover una cultura vocacional, preguntándonos a qué misión, a qué entrega somos llamados desde el Bautismo. La vida tiene sentido, porque Dios nos ha creado por amor y nos ha llamado para una misión. En un mundo lleno de ruido y saturación de mensajes, esta Jornada puede ser una oportunidad para plantearnos el tema de la vocación, buscando en nuestro interior el sentido de la vida que conduce a un compromiso personal y comunitario.

282bDía de la Iglesia Diocesana - Archidiócesis de Burgos
Colaboración económica.

Por otra parte, para que nuestras Diócesis de Huesca y de Jaca puedan cumplir su misión evangelizadora, acompañando a todos y ayudando a los que más lo necesitan, es imprescindible la colaboración económica de los católicos y de todas las personas que valoran su labor. Las formas de colaboración son varias: con donativos, con las colectas, con la X en la campaña de la Declaración de la Renta, con una cuota periódica (mensual, trimestral, anual): es la mejor forma de colaboración económica.

Nuestra Iglesia Diocesana necesita tu oración, tu ayuda y tu compromiso económico.

 

 

La urgencia de una cultura vocacional

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

Decía san Hilario que «todo lo que le sucedió a Cristo nos muestra que, después de la inmersión en el agua, el Espíritu Santo viene sobre nosotros desde las alturas del Cielo y que, adoptados por la voz del Padre, nos convertimos en hijos de Dios». Tan grande es la gracia de este don que, indefectiblemente, la entrada para formar parte de la Iglesia se realiza por medio del Bautismo. En ese momento, lavados por el agua que nos introduce en el Reino inmortal, nos convertimos en testigos y misioneros de Jesús, en miembros del Cuerpo místico y del Pueblo de Dios que es la Iglesia. A partir de ese momento, glorificados por Él, recibimos el derecho y el compromiso de participar en la misión que tiene la Iglesia de anunciar y comunicar la salvación obrada por Jesucristo con su muerte y resurrección, hasta que podamos llegar a la plenitud de la vida en Dios.

Este nuevo nacimiento en Dios Padre nos recuerda que realizar esta misión es tarea de todos los bautizados. Y como la Iglesia se concreta en esas porciones de Pueblo de Dios que, bajo la guía pastoral del obispo, llamamos diócesis, la misión de cada Iglesia diocesana corresponde a todos los que formamos parte de esta gran familia, según su específica vocación y los carismas recibidos.

En la Iglesia, como sucede en el cuerpo humano, hay muchos miembros; «así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y somos todos miembros unos de otros» (Rm 12, 5). Fieles a esta enseñanza del apóstol Pablo, cada uno desempeña una tarea dentro de la misión compartida y del carisma que Dios le haya querido proveer.

En estos momentos de la historia se percibe con mayor nitidez que la vocación no circunscribe, como se hacía con frecuencia, al ámbito de los sacerdotes y religiosos, sino que afecta a todos los miembros de la Iglesia. En el fondo, la vocación es el proyecto que Dios tiene para cada persona y el modo concreto en que cada uno responde a ese amor ofrendado en esa llamada. A ella ha ordenado todas sus cualidades y talentos: «Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que pueda salvarse» (Gaudium et spes, n. 10).

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Evangelio del domingo, 10 de noviembre de 2024

En el Evangelio de hoy, vemos que, de la viuda, se dice dos veces que era pobre: dos veces. Y pasaba necesidad... Jesús mira a esta mujer sola, vestida con sencillez y que echa todo lo que tenía para vivir: dos moneditas.

El pensamiento vuela también a otra viuda, la de Sarepta, que había recibido al profeta Elías y había dado todo lo que tenía antes de morir: un poco de harina y aceite. Una mujer pobre en medio de los poderosos, en medio de los doctores, de los sacerdotes, de los escribas... A ellos les dijo Jesús: "Este es el camino, este es el ejemplo... Esta es la senda por la que ustedes tienen que ir".

Recemos a esta viuda que está en el cielo, seguro, a fin de que nos enseñe a ser Iglesia de ese modo, renunciando a todo lo que tenemos y a no tener nada para nosotros, sino todo para el Señor y para el prójimo. Siempre humildes y sin gloriarnos de tener luz propia, sino buscando siempre las luces que vienen del Señor...

Homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy, 24 de noviembre, 2014

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El camino hacia la Vida Plena y Eterna

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

«Nuestra fe en Cristo nos asegura que Dios es nuestro Padre bueno que nos ha creado, pero además también tenemos la esperanza de que un día nos llamará a su presencia para «examinarnos sobre el mandamiento de la caridad»» (CIC n. 1020-1022). Comienzo esta carta con las palabras del Catecismo de la Iglesia Católica que, sin más horizonte que el amor entregado hasta el último de nuestros días, nos abren la puerta a la festividad que acabamos de celebrar: la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles difuntos.

¿Acaso existe promesa más bella que ver a Cristo cara a cara, llevar su nombre en la frente y no tener nunca necesidad de la luz de una lámpara, ni de la del sol porque Dios alumbrará nuestra vida con su sola presencia? (cf. Ap 22, 4-5).

La solemnidad de Todos los Santos que celebramos el día 1 pone nuestra mirada en el Cielo para recordar a todos los santos, tanto conocidos como desconocidos, que cuidan de nosotros, interceden por los que aún peregrinamos en esta Tierra y gozan de la felicidad eterna.

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Evangelio del domingo, 3 de noviembre de 2024

Para conocer a Dios nuestro intelecto, la razón es insuficiente. Dios se conoce totalmente en el encuentro con Él, y para el encuentro la razón no basta. Hace falta algo más:

¡Dios es amor! Y sólo por el camino del amor puedes conocer a Dios. Amor razonable, acompañado de la razón. ¡Pero amor! '¿Pero cómo puedo amar lo que no conozco?'; 'Ama a los que tienes cerca'. Y esta es la doctrina de los dos mandamientos: El más importante es amar a Dios, porque Él es amor; Pero el segundo es amar al prójimo, pero para llegar al primero debemos subir los escalones del segundo: es decir, a través del amor al prójimo llegamos a conocer a Dios, que es amor. Sólo amando razonablemente, pero amando, podemos llegar a este amor.

Es por eso que debemos amarnos los unos a los otros, porque el amor es de Dios y quien ama ha sido engendrado por Dios. Para conocer a Dios hay que amar.

Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2015, en Santa Marta.

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Domund: Id e invitad a todos al banquete

El Domund (DOmingo MUNDial de las misiones) es el día internacional en el que toda la Iglesia reza especialmente por la causa misionera, y organiza una colecta para cooperar con ella. Es clave para que la Iglesia pueda seguir con su misión en todo el mundo. El lema de la jornada en este 2024 es "Id e invitad a todos al banquete".

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Parroquia Sagrada Familia