Si quieres la paz, respeta la conciencia de cada hombre
El abuelo se acercó a Cristina porque le llamó la atención que estuviera tan quieta mirando algo. Pensó que era un juego nuevo porque, cada vez que tenía uno en el móvil, podía pasar mucho rato sentada aprendiendo a jugar. —¿Qué estás haciendo? -preguntó-. ¿Es un juego nuevo? —No, abuelo, estoy mirando el calendario del año para saber cuándo son las fiestas, así podemos ir a visitar a los primos a su casa. No entiendo bien por qué hay algunos que se pueden cambiar de día y otros no. ¿Sabes por qué será? —No tengo idea -contestó el abuelo-. Se me ocurre que algunas fiestas se consideran más importantes que otras. —¡Qué extraño! El de San Martín se puede cambiar de día, y mira el 12 de octubre también.
Abuelo, ¿qué pasó el 12 de octubre?, ¿por qué es fiesta? El abuelo le explicó que, cuando él era pequeño, le habían dicho que ese día era el del Descubrimiento de América. Cuando creció, entendió que la historia se puede contar de muchas formas, algunas no son ciertas, otras no dicen toda la verdad... América estaba habitada por muchas personas con costumbres y religión propias. Habían construido caminos, ciudades impresionantes y tenían mucha riqueza. Por eso, hace un tiempo, se cambió el sentido de esa fiesta y se empezó a celebrar el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. —Y eso ¿qué es? -preguntó Cristina. Entonces el abuelo la invitó a caminar por el barrio. Lo primero que hicieron fue pasar por el chino para comprar un refresco, luego saludaron a la señora de la verdulería, al de la casa de deportes, al de la dietética, a la señora de la santería, a la de artesanías, compraron unas milanesas y regresaron a su casa. —¿Qué viste? -le preguntó el abuelo. —Gente, muy diferente, algunos de otros países. El chino estaba comiendo fideos como desayuno, otro tenía comida con semillas, otro estaba preparando un guiso... La ropa también era diferente, el color de la piel, la forma de los ojos... Había muchas diferencias. Nunca me había fijado que éramos tan diferentes en el barrio. —Fíjate -agregó el abuelo- en pocas calles, la diversidad que vimos. Imagínate en todo el País. En toda América tenemos mucha riqueza, más allá de la tierra, tenemos culturas y pensamientos diversos que nos enriquecen. —¡Qué lástima! ¡Qué pena que ese día no sea más importante! Para mí sí lo es.
¿Valoramos y respetamos la diversidad cultural? ¿Nos integramos con el que es diferente de nosotros?. LA PAZ ES POSIBLE (1973) Durante el mes de enero, reflexionamos acerca de la paz y cómo cada uno de nosotros la construye. Esta tarea debe estar guiada por el amor a los demás. No tengamos miedo, Jesús está con nosotros. Si creemos y vivimos esto, la paz será posible.