Evangelio del domingo, 20 de enero de 2019

Hoy nos trae el evangelio el milagro de las bodas en Caná. Comienza diciendo: “Al tercer día”. Esta expresión es importante para el evangelista. No es sólo una medida material de un período de tiempo, sino que precede a una realización importante del amor de Jesús. Así sucede en el anuncio y realización de la resurrección; así en la declaración de que Dios es su Padre a los 12 años; así en este momento en que se va a fortalecer la fe de los apóstoles con este milagro en Caná.

También María, la madre de Jesús, estaba invitada. Ella parece ser que en primer lugar. Quizá serían familiares: Caná estaba a poco más de una hora caminando desde Nazaret. Las bodas solían durar varios días, y María, que siempre estaba atenta para ver en qué podía ayudar, se da cuenta que el vino está terminándose. Lo que piensa es que su hijo algo podrá hacer. Y le expone la situación. Es un pedir sin pedir; pero es una oración hermosa de exposición de un problema. En aquella sociedad la falta de vino en un banquete de boda hubiera sido un gran bochorno para los novios, que les duraría para toda la vida. Esa oración de María es un gran ejemplo para nosotros.

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Combatir la pobreza, construir la paz

A Lorenzo le encantaba ir a los cumpleaños de los compañeros. Antes de salir de su casa, ya estaba contento. Se preparaba con entusiasmo y estaba parado en la puerta para salir antes de tiempo. Muchas veces, tenía que dar una vuelta a la manzana antes de entrar para no llegar antes que el cumpleañero. Y, cuando regresaba a su casa, no paraba de hablar y de contar cómo le había ido.

Un día, tuvo un cumpleaños en un campo de fútbol. Esas fiestas eran sus favoritas. Sin embargo, cuando su padre lo fue a buscar, estaba como perdido, no hablaba, iba serio... Su padre pensó que, quizás, se había peleado o le dolía la tripa por comer mucha tarta o sángwiches. —No, no comí tarta, tampoco muchos sángwiches -dijo. —¿No te gustó la tarta? —No sé, no la probé, parecía rica. Todos comieron un montón. —¿Te dolía la tripa? Si me hubieras llamado habría ido a buscarte más rápido. —No, no me dolía la tripa y tenía hambre. Lo que pasó es que, cuando me dieron el trozo de tarta y estaba por comérmelo, vi a un chico que miraba a través de la reja del campo.

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Si quieres promover la paz, protege la creación (2010)

La maestra pidió a los niños que llevaran un diario a la escuela. No hacía falta que fuera del mismo día, podían pedir uno cualquiera en alguna tienda o a algún vecino. Era necesario que estuviera completo para ver las secciones y suplementos. Fueron a la biblioteca donde había ordenadores y compararon los diarios en papel con la versión en Internet. De regreso al colegio, la maestra preguntó si había algo que les hubiera llamado la atención. —La violencia, la mayoría de las noticias son de guerras, de peleas, de muertes...

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Evangelio del domingo, 13 de enero de 2019

El Evangelio de hoy pone la gente y sus sentimientos en el foco de atención: Ante el gran interrogante ¿Era este el Cristo, el Mesías, aquel que tanto esperamos desde tiempos remotos y de quien nuestros padres y madres nos han hablado tantas veces? ¿Es éste el que salvaría nuestro pueblo de todos los males que venimos cargando hace ya tantos siglos? Ciertamente no era cualquier pregunta. No era una simple expectativa. En ese solo gesto se concentraba toda la historia de un pueblo: la pasada, la presente y la futura. La gente esperaba esto de Juan. Pero él deja en claro que su ministerio no puede ni por cerca compararse con lo que el verdadero Mesías realizaría.

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Lámpara para mis pasos es tu Palabra, Señor

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

Hemos llegado al final de este tiempo litúrgico que arranca con el Adviento y atraviesa toda la Navidad cristiana. Hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor, que es como una segunda Epifanía, una segunda manifestación de aquel Niño encarnado en nuestra historia, enteramente hombre y enteramente Dios. En estos días hemos recordado que Jesús es la Palabra que acampó entre nosotros: para hablar nuestros lenguajes asumiendo hasta el final la condición humana; y para decirnos con el lenguaje de Dios, con su vida y con su mensaje, qué quiere Dios de nosotros según su plan de salvación y de misericordia. Por eso me ha parecido oportuno que nos acerquemos en la reflexión de hoy a la Palabra de Dios, a la que aludimos tantas veces, para tomar mayor conciencia de la importancia de conocerla mejor, leerla, meditarla, orarla, celebrarla y comunicarla... Sin duda experimentaremos así cada uno lo que dice el salmo 119: «Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 119,105).

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Parroquia Sagrada Familia