Obediencia a Dios

Raúl no había escuchado hablar mucho de Dios. Algunos de sus compañeros de la escuela iban a la parroquia para tomar la Primera Comunión y le contaban cosas que aprendían de la catequista. Le decían que había 10 mandamientos para cumplir, pero que, por suerte, se podían resumir en uno. Cuando les contó a sus padres que sus amigos iban a catequesis, le ofrecieron llevarlo. Raúl dijo que no, que no quería más mandamientos, que ya tenía suficiente con la escuela. Sus padres intentaron explicarle que no era así, que era bueno tomar la Comunión, que ellos lo habían hecho... Pero no pudieron convencerlo.

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¡Qué me conviene!

Hay frases que se repiten en las familias. “No se toma vino si se come sandía”, “hay que esperar dos horas después de comer para meterse en la piscina”, “no se levantan las cosas de la calle”... En la familia de Andrés, tenían la costumbre de decirle de quién podía ser amigo o no. “Ese te conviene, esa no”. Algunas veces, tenía sentido, pero otras, era porque las madres no se llevaban bien o los padres se habían peleado. La frase: “No te juntes con...” resonaba permanentemente en Andrés, que fue dejando de lado amigos y compañeros con los que ni siquiera trabajaba durante la hora de clase.

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Fiesta del Corpus. Fiesta de Cáritas

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

Celebramos hoy la fiesta del Corpus Christi. Es una de esas fiestas que el calendario cristiano ha puesto en letras rojas y que el Pueblo de Dios celebra con especial cariño y devoción. La fe se ha hecho cultura en tantas manifestaciones como podemos contemplar estos días en nuestra geografía burgalesa. Ante el Misterio de la Eucaristía nos podemos acercar desde diferentes perspectivas; también la fiesta y la celebración forman parte constitutiva de esta aproximación. Hoy nuestra fe se centra de modo especial en Jesucristo Eucaristía, «Cuerpo entregado y sangre derramada», memoria perenne del inmenso amor de Dios por nosotros; y tenemos la alegría no solo de celebrar este Misterio sino también de alabarlo, adorarlo y cantarlo por las calles de nuestra ciudad.

Todos sabemos que la Eucaristía culmina el proceso de la iniciación cristiana. Además, la riqueza que encierra no puede expresarse con un único nombre, por lo que tenemos términos diferentes en función de los aspectos que se trata de subrayar: misa, banquete, comunión, sacrificio, fracción del pan... Por eso, los cristianos reconocemos que ella es fuente y cúlmen de la vida eclesial y de «toda vida cristiana» (LG 11). Y es que, en torno al altar, la Iglesia se reúne para hacer presente el Misterio total de entrega de Jesús en la Cruz. Hoy el Señor nos sigue hablando en silencio, en el Misterio de la Eucaristía, y cada vez nos recuerda que seguirle quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don para Él y para los demás.

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Evangelio del domingo, 23 de junio de 2019

Estamos en pleno descampado y atardece. Jesús está rodeado de una gran muchedumbre de gente: no menos de cinco mil hombres, muchas más mujeres y no pocos niños. Los apóstoles hacen a Jesús una propuesta muy pegada a la realidad: “Despide a la gente para que vayan a comprar pan y buscar alojamiento”.

Jesús no piensa lo mismo y pregunta qué provisiones tienen ellos. Cinco paces y unos peces, responden. Tras escucharles, les da esta orden: traédmelos y decid a la gente que se siente. Luego toma los panes, los bendice, los parte y les manda que los repartan entre la gente. A pesar del apetito, no agotan las provisiones, pues los apóstoles recogen 12 cestos de lo que ha sobrado. Juan, el teólogo, sitúa este milagro en la víspera del discurso sobre el Pan de Vida, que pronunciará Jesús al día siguiente en la sinagoga de Cafarnaún. En él hablará de un Pan infinitamente superior al de hoy y que, además, no saciará a cinco mil hombres sino a millones y millones de mujeres y hombres, sin que lo agoten.

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La comunicación al servicio de la comunidad humana

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

En el camino del año litúrgico estamos finalizando el tiempo pascual. La fiesta de la Ascensión nos permite hoy celebrar su mensaje permanente y cargado de esperanza: el Señor Resucitado, que asciende a la Gloria del Padre, es el gran mediador entre Dios y la humanidad, entre el santuario del cielo y nuestra morada en la tierra.

En su Ascensión Jesucristo nos precede, nos eleva, nos abre el camino y establece la comunicación permanente entre el misterio santo de Dios y la peregrinación de los creyentes en este mundo. Jesús mismo se hace comunicación: desvela lo que es Dios en su amor infinito e ilumina el misterio del ser humano. En Jesús, Camino, Verdad y Vida, se manifiesta con transparencia la verdad sobre el Dios salvador y sobre nosotros mismos. En este marco se entiende que la Iglesia celebre cada año la Jornada de las Comunicaciones Sociales en la solemnidad de la Ascensión del Señor. Pretende recordar que los medios de comunicación están al servicio de la verdad, que deben transmitir las informaciones sin deformaciones ni manipulaciones, que su misión es contribuir al encuentro y a la concordia entre las personas, los grupos sociales y los países.

El Papa Francisco en su mensaje para la Jornada de este año nos propone el lema «Somos miembros unos de otros» (Ef 4,25) «De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana». La primera frase está tomada de la carta a los Efesios, cuando San Pablo dice «Por lo tanto dejaos de mentiras y hable cada uno con verdad a su prójimo, que somos miembros unos de otros». Son palabras que tienen plena actualidad tanto si se piensa en las redes sociales, que establecen un mundo cada vez mayor de relaciones personales, como en todos los medios de comunicación que acumulan y difunden conocimientos e información y que deberían llevarnos siempre a buscar la verdad y a comunicar la verdad. Jesús Resucitado al convertirnos en miembros de su Cuerpo, nos hace a unos miembros de los otros; y tal responsabilidad de unos para con los otros es la motivación con la que el Apóstol exhorta a abandonar la mentira y a custodiar y decir la verdad. Esta realidad, tan profundamente eclesial, nos permite entender la segunda parte del lema, pues la metáfora del Cuerpo y los miembros de Cristo, que tiene su base en el amor y en la comunicación recíproca, nos debe llevar a contribuir para que las comunidades en las redes sociales lleven a una comunidad auténticamente humana.

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Parroquia Sagrada Familia