Los misioneros cambian el mundo
Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Hoy celebramos en la Iglesia el Domingo Mundial de las Misiones, la tradicional jornada del DOMUND, que tan profundas raíces tiene en la vida de nuestra Iglesia. Cada año nos recuerda que la actividad misionera es responsabilidad de todos los bautizados y que debemos agradecer y apoyar a los misioneros que asumen como propia una tarea que es de todos nosotros. Por ello este domingo, en la celebración de la Eucaristía, hemos de sentirnos especialmente unidos a todos los misioneros y especialmente a los de nuestra diócesis.
Este año el lema elegido para España pone delante de nuestros ojos una dimensión fundamental del compromiso misionero: «CAMBIA EL MUNDO». La evangelización no existe como una propuesta «teórica», sino como una transformación real; por eso los misioneros son un ejemplo de que el cambio en el mundo es posible. Ellos lo provocan con su vida y con su obra, con acciones concretas que van transformado poco a poco la realidad de pueblos y personas. Hemos de reconocer con gran gozo y satisfacción que la acción misionera de miles de hombres y de mujeres ha cambiado –y sigue cambiando– el mundo. Los misioneros contribuyen de modo eficaz a transformarlo mediante su tarea, su generosidad y su fidelidad. El anuncio del Evangelio en todos los continentes y países genera un cambio. Prácticamente en todas las regiones del mundo hay una comunidad cristiana que, mediante el anuncio de la Palabra y la celebración de la Eucaristía, ofrece el testimonio de un Dios cercano a los hombres, de un estilo de vida inspirado por el Evangelio, que aporta esperanza y solidaridad. Todo ello hace que el mundo sea distinto y mejor.