Evangelio del domingo, 9 de octubre de 2022
Hoy se nos dice que a Jesucristo le gusta mucho el agradecimiento. A veces es lo único que podemos dar; pero, si es sincero, basta. Hacia Dios nuestro agradecimiento debe ser continuo, porque continuamente estamos recibiendo dones de su bondad. Quien no da gracias a Dios es porque cree que no le debe nada. Pero a Dios le debemos todo y debemos saber agradecer de corazón. La gratitud no es sólo un acto de cortesía o de buena educación, como cuando un padre le dice a su hijo pequeño, a quien le han dado un regalo, ¿Cómo se dice?, para que diga “gracias”.
Agradecer es reconocer que lo que tenemos no nos pertenece, sino que se nos ha dado libremente por amor. Cuando uno compra algo, no tiene que agradecer por el intercambio, aunque está bien el agradecer la amabilidad con que se puede hacer ese intercambio. Pero ante Dios estamos ante una donación por su parte, a la que debemos corresponder con agradecimiento que incluye un acto de humildad. Y siempre hay motivos para agradecer el don de la vida y todas las circunstancias de la vida.