Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Este domingo deseo comentar con vosotros dos acontecimientos de hondo contenido eclesial: la celebración del DOMUND y la imposición del Palio arzobispal que tendrán lugar en nuestra Iglesia diocesana y en nuestra ciudad. Son de carácter distinto, pero uno y otro constituyen una invitación a redescubrir y a valorar la catolicidad de la Iglesia, la necesidad de ser discípulos misioneros y de vivir la comunión con otras Iglesias diocesanas.
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Cuántas veces me pregunto, ¿creo en Ti realmente? Cuando llegan las dificultades y cuando parece que me hundo me olvido de Ti. Me falta la fe que tampoco tenía Pedro. Muchas veces pienso que me falta la fe cuando veo a mi hermano. Cuántas veces, Señor, veo a mi prójimo y me fijo en sus defectos. Cuando me enfado no sé controlarme, porque no te veo en los demás. No sé tener esa delicadeza. Y me pregunto si cuando llegue la hora de mi muerte encontrarás fe en mi corazón.
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Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Este es el título que convoca en nuestra ciudad, a partir de mañana, y durante dos días, a las Cáritas de las Diócesis de Castilla y León. Los voluntarios, trabajadores, equipos directivos y participantes de las Cáritas de las once diócesis que conforman nuestra Autonomía se reunirán en Burgos en unos días de reflexión, intercambio mutuo, conocimiento y ayuda. De esta manera se consolida la trayectoria conjunta y participativa que vienen haciendo a nivel regional, como también existe en otras realidades de nuestra Iglesia: encuentros de vicarios y arciprestes, catequistas, delegaciones de familia, liturgia, juventud.
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Afortunadamente, hoy la lepra es una enfermedad vencida y controlada, aunque todavía cause víctimas. En tiempo de Jesús era prácticamente incurable. Pero lo más grave eran las consecuencias sociales y religiosas que comportaba para el que la contraía. El leproso, en efecto, era un apestado y se le apartaba de la familia, del pueblo o ciudad, de las sinagogas y de cualquier otra persona que no corriera su misma suerte. Por eso vivía en el campo y, si alguien se acercaba, tenía que gritar el equivalente a "peligro, aléjate".
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