Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
Terminada la segunda Guerra Mundial (1945), vinieron los acuerdos de Yalta y Postdam. Como consecuencia de ello, surgió una nueva configuración de Europa. Alemania, que había sido vencida, tuvo que arrostrar enormes costes de todo tipo. Uno de ellos fue la deportación de catorce millones llevada a cabo por los rusos desde la Alemania oriental a la occidental. Entre ellos había tres mil sacerdotes católicos.
El Papa Pío XII no se cruzó de brazos ante esta realidad, sino que puso en marcha una iniciativa, tendente sino a remediarla al menos a paliarla. Para ello, entró en contacto con la Orden Mercedaria, cuyo carisma era el más indicado para esta tarea. Más en concreto con el monasterio de Tongerlo, en Bélgica, cerca del cual había un importante número de refugiados que vivían hacinados en un antiguo búnker. El superior de este monasterio acogió con agrado el encargo y designó al padre Werenfried Straaten para llevarlo a cabo. Era un religioso de 34 años lleno de energía humana y espiritual.
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Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
Durante siglos, los cristianos no tuvimos lugares específicos para nuestras reuniones y celebraciones. San Pablo refiere que un día que tenía que despedirse de una comunidad por él fundada, lo hizo en la playa. Una playa, una casa cedida temporalmente por un cristiano acomodado o un rincón se convertían en una iglesia viviente en la que resonaba la Palabra de Dios y se celebraba una reunión de culto.
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Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
Agosto está íntimamente vinculado con la Virgen María. No en vano en su mismo centro, exactamente el día 15, se encuentra la fiesta mariana más popular, junto con la de la Inmaculada: la Asunción de Nuestra Señora. Son incontables las iglesias que la tienen como titular y aun mayor es el número de imágenes de los retablos que representan este misterio.
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Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
Todos tenemos limitaciones, defectos y pecados. Esto lo saben bien las personas con las que convivimos. Especialmente, aquellas con las que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. Esto explica que quien mejor conoce las limitaciones y defectos del marido sea su mujer y viceversa y que los hijos, incluso cuando son pequeños, sean los testigos más cualificados.
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