Estuve enfermo y me visitasteis
Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
Hoy celebramos la Pascua del Enfermo. Con ella concluimos un camino que comenzó el pasado 11 de febrero, Jornada Mundial del enfermo. Estamos, por tanto, ante una hermosa realidad. Porque los enfermos son los más pobres entre los pobres y, por ello, los preferidos de Jesucristo.
Gracias a Dios es inmensa la labor que los poderes públicos, los profesionales de la sanidad, los voluntarios, las órdenes religiosas especializadas, los familiares y tantas buenas personas realizan a favor de los enfermos. Entre todos ellos, merece una mención especial la de quienes están al lado de enfermos que necesitan una asistencia permanente y una ayuda continua para lavarse, vestirse, alimentarse. Sobre todo, cuando esto se prolonga durante mucho tiempo. Porque es fácil servir algunos días o algunas horas. Pero cuidar a los enfermos durante meses e incluso durante años entraña una gran dificultad. Más aún, en muchos casos una verdadera heroicidad. Desde aquí quiero agradecer a estas personas, especialmente si son creyentes, su valiosísima atención a los familiares enfermos. El Señor se lo pagará como él sabe hacerlo.