«Os pedimos que os reconciliéis con Dios»
Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
El pasado miércoles comenzábamos el camino cuaresmal hacia la Pascua. En la liturgia de la Palabra se nos decía: «En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2Cor 5,20). Al recibir la ceniza, signo y recuerdo de nuestro origen: «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7), y de nuestro fin: «hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado» (Gn 3,19), se nos indicaba la andadura reconciliadora: «convertíos y creed en el Evangelio». Así, el tiempo de Cuaresma se repite todos los años en el Calendario litúrgico, pero cada año es nuevo para ti y para mí, como tiempo de gracia, de conversión, de oportunidad para prepararnos con el corazón renovado a vivir en la Pascua el misterio central de nuestra fe.
Nos disponemos a recorrer un camino de conversión. La Iglesia nos invita a volvernos hacia Dios, a poner nuestros ojos en su rostro, revelado en Jesucristo. Él deberá ser el motivo absoluto del itinerario cuaresmal. Y esto, situándonos en nuestra realidad concreta, personal, comunitaria y diocesana. Porque la Cuaresma la vivimos aquí y ahora; por lo que estos cuarenta días han de ayudarnos a revitalizar nuestra vida en cuanto bautizados, en Asamblea Diocesana y preparando el Jubileo con motivo del VIIIº Centenario de nuestra Catedral. El Santo Padre, en el Mensaje que nos brinda para la Cuaresma de este año, parte del texto de S. Pablo: «En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios». Luego desarrolla en su reflexión cuatro aspectos, que brevemente quiero comentar.