El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra

Hoy, en el Evangelio del 13 de junio, Jesús nos ofrece dos imágenes de gran intensidad espiritual: la parábola del crecimiento de la semilla y la parábola del grano de mostaza. Son imágenes de la vida ordinaria que resultaban familiares a los hombres y mujeres que le escuchan, acostumbrados como estaban a sembrar, regar y cosechar. Jesús utiliza algo que les era conocido —la agricultura— para ilustrarles sobre algo que no les era tan conocido: el Reino de Dios.

Efectivamente, el Señor les revela algo de su reino espiritual. En la primera parábola les dice: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra» (Mc 4,26). E introduce la segunda diciendo: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios (…)? Es como un grano de mostaza» (Mc 4,30).

La mayor parte de nosotros tenemos ya poco en común con los hombres y mujeres del tiempo de Jesús y, sin embargo, estas parábolas siguen resonando en nuestras mentes modernas, porque detrás del sembrar la semilla, del regar y cosechar, intuimos lo que Jesús nos está diciendo: Dios ha injertado algo divino en nuestros corazones humanos.

¿Qué es el Reino de Dios? «Es Jesús mismo», nos recuerda Benedicto XVI. Y nuestra alma «es el lugar esencial donde se encuentra el Reino de Dios». ¡Dios quiere vivir y crecer en nuestro interior! Busquemos la sabiduría de Dios y obedezcamos sus insinuaciones interiores; si lo hacemos, entonces nuestra vida adquirirá una fuerza e intensidad difíciles de imaginar.

Si correspondemos pacientemente a su gracia, su vida divina crecerá en nuestra alma como la semilla crece en el campo, tal como el místico medieval Meister Eckhart expresó bellamente: «La semilla de Dios está en nosotros. Si el agricultor es inteligente y trabajador, crecerá para ser Dios, cuya semilla es; sus frutos serán de la naturaleza de Dios. La semilla de la pera se vuelve árbol de pera; la semilla de la nuez, árbol de nuez; la semilla de Dios se vuelve Dios».

Evangelio del domingo, 13 de junio de 2021

Puedes ver la misa aquí:

Hoy el evangelio nos presenta dos parábolas de Jesús tratando de explicar dos facetas de lo que Él entiende por “Reino de Dios”. Ya desde el principio de su predicación hablaba del Reino de Dios, y muchas veces usa parábolas para darnos a entender algún sentido. Pero la simple formulación de la parábola para aquellos que no tienen mucha fe les deja más o menos indiferentes.

Por eso, como se dice hoy al terminar el evangelio, Jesús se las explicaba luego a sus discípulos. Estas explicaciones han ido quedando en la Iglesia a través de los tiempos por medio de los santos padres y otros grandes predicadores de la fe.

En la primera de las dos parábolas de hoy nos dice Jesús que todos, al menos los que nos creemos discípulos suyos, somos cooperadores en la obra de Dios, que es su Reino, porque todos debemos sembrar y al final recoger frutos. Pero esta planta, que es el Reino de Dios, crece aparentemente sola. Crece por la energía que tiene encerrada la semilla. El sembrador poco adelanta o nada por el hecho de que esté vigilando o tire de la mata para que crezca más rápidamente.

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El foro de la concordia empapa la catedral de esperanza

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

El 20 de julio de 2021, nuestra catedral de Burgos conmemora los 800 años de la colocación de su primera piedra. Conmemorar cada pincelada del Templo Madre de toda la diócesis nos abre, ciertamente, los ojos del alma ante la mirada compasiva de un Dios que nos transforma en piedras vivas y en templos suyos para mudar el corazón del mundo.

Enraizados en los albores de esta preciosa celebración, y como hijos y hermanos de un Amor inagotable, los días 16, 17 y 18 de junio celebraremos en la catedral una edición del foro de la concordia.

Un momento especial, no solo para esta Iglesia que peregrina en Burgos, sino para una sociedad tan necesitada de consuelo, de empatía y de solidaridad, en un año marcado por el dolor y prendido en un anhelo de esperanza.

La catedral de Santa María de Burgos, nuestra majestuosa y bella basílica, abre de par en par sus puertas, ensancha cada rincón de su cuerpo vivo y se presenta como un lugar de encuentro, diálogo, comunión, apertura y acogida. Haciéndose, cada día, custodia y consuelo, posada y refugio del Cuerpo de Cristo.

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Los verbos del Corpus

La fiesta del Corpus Christi nos pone cerca del corazón, de nuestro corazón, para alcanzar el Corazón de Dios que se entrega, partido y repartido, en la Eucaristía. En este ejercicio, diálogo entre corazones, se genera en nosotros la dinámica del compartir. Damos porque hemos recibido. Damos porque hemos acogido el misterio del Amor y queremos amar. La mejor manera de amar compartir. Compartir el pan, compartir el tiempo, compartir la escucha, compartir el silencio, compartir la alegría…

Hemos acogido al Señor en la intimidad del corazón. Él nos ha revolucionado para ser cuerpos “eucarísticos” que se entregan y se comparten.

“Me encantó descubrir que en la consagración los verbos se conjugan en pasado, presente y futuro. Jesús es Ayer, Hoy y Siempre”.

Ahora contemplemos a los que verdaderamente custodian a Cristo-Eucaristía. Los pobres son sacramento del encuentro con Jesús. Su verdadera custodia. Dejémonos interpelar por este misterio santo.

Evangelio del domingo, 6 de junio de 2021

Puedes ver la misa del sábado tarde aquí:

Hoy celebra la Iglesia la fiesta del “Corpus Cristi” o del Cuerpo y la Sangre de Cristo, o dicho más simplemente: la fiesta de la Eucaristía. Siempre que vamos a la Misa celebramos la Eucaristía, que es el sacramento de la Entrega de Jesús en sacrificio a su Padre Celestial por nuestra Redención. Es el hacerse presente de nuevo el mismo sacrificio de la Cruz. Pero es al mismo tiempo el recibir el alimento especial para nuestra alma, que es el mismo Jesús, que se nos da en alimento. Y es también la oportunidad de adorar a Jesús, que es nuestro Dios y Salvador, y que está realmente presente en el Augusto Sacramento del Altar, que es Jesús en la Eucaristía.

Esta presencia real de Jesús es lo que se quiere resaltar principalmente en esta fiesta del “Corpus”. Jesús prometió estar con nosotros hasta el final de los tiempos. Y está espiritualmente de muchas maneras: en su palabra, en la reunión de fieles que están orando, en el pueblo de Dios, en la caridad. Pero está de una manera muy especial y más real en la Eucaristía. Esto nos dice nuestra fe. Hubo unos tiempos, por la edad Media, en que unos herejes decían que Jesús estaba presente mientras la Misa, pero luego ya no se quedaba, y hasta había sacerdotes que dudaban de la presencia real de Jesús. Hubo un hecho muy conocido en el año 1264 en que un sacerdote que, dudando había ido a Roma al sepulcro de los apóstoles para pedir la fe, cuando retornaba a su tierra y celebraba misa en Bolsena, vio que de la Sagrada Forma destilaba sangre de modo que quedó mojado todo el corporal. El papa Urbano VI, que estaba en la ciudad cercana de Orvieto, supo el acontecimiento y pidió dichos corporales. Al constatar la realidad del milagro, quiso que todos lo supieran y que se adorase a Jesús presente en la Eucaristía de modo más solemne. Por eso instituyó la fiesta del “Corpus Cristi” encargando los himnos de la fiesta a Sto. Tomás de Aquino.

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Parroquia Sagrada Familia