Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo», hemos rezado y hemos cantado, con el salmo 117, en la Pascua de Resurrección que celebramos el domingo pasado. Ahora se nos pide vivir la Vida nueva que nos comunica Jesús Resucitado, y salir a anunciar la alegría del Evangelio, dando razones de nuestra fe y de nuestra esperanza cristiana. En mi reciente Carta Pastoral-«Para que tengan vida»-, con la que pretendo animar la vida cristiana de todos los bautizados desde el Dios de la Vida, aludo de diversas maneras a la importancia que tiene la formación para ir adquiriendo este estilo creyente. Hoy concreto esa formación en un ámbito fundamental para la sociedad y la propia Iglesia: las clases de religión católica.
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Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Hoy estamos celebrando el Domingo de Pascua. Quiero, en primer lugar, que os llegue mi entrañable saludo y felicitación pascual, deseándoos a todos y cada uno la alegría, la paz y la vida nueva del Señor Resucitado. «Buscáis a Jesús, el crucificado... No está aquí, HA RESUCITADO, id a contárselo a los discípulos... Ellas, llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos». Con estas palabras podemos resumir el Evangelio de la Vigilia Pascual. Es el mensaje que el ángel comunica a las mujeres que habían acudido al sepulcro de Jesús. Como cuenta el evangelista, ellas fueron a anunciarlo rápidamente, porque el gozo pascual empuja al anuncio, a la evangelización.
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Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Cada domingo los cristianos nos reunimos en el ‘Día del Señor’ para celebrar gozosos el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesús. Una vez al año, en estas fechas de Semana Santa que nos disponemos a vivir, celebraremos de forma solemne y pausada cada uno de estos misterios donde se nos manifiesta hasta qué punto llega el amor de Dios.
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Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
El pasado mes de octubre se dio a conocer un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, llamado Ad resurgendum cum Christo (Para resucitar con Cristo), en el que se recomienda la sepultura del cuerpo de los difuntos y se ofrecen algunas observaciones sobre la práctica creciente de la cremación.
El tema tuvo repercusión en los medios de comunicación, lo cual resulta comprensible dado que afecta a los sentimientos más profundos de la inmensa mayoría de las personas. Como suele ser normal cuando lo que llega es la noticia, se ponía el acento en aspectos que, siendo importantes, no reflejaban el sentido auténtico de las recomendaciones del mencionado documento. Por eso considero conveniente, una vez pasada la actualidad mediática, volver sobre este tema para cultivar el sentido de la fe del pueblo cristiano ante una experiencia tan importante desde el punto de vista humano y cristiano. Ello adquiere nueva luz cuando nos preparamos para celebrar el misterio pascual, la muerte y resurrección de Jesús.
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