Quien más sufre el maltrato del planeta no eres tú

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

Hoy se celebra la Jornada Nacional de Manos Unidas que, como sabéis, es la organización de la Iglesia Católica en España para la lucha contra el hambre que sufren los pueblos más olvidados del planeta. Con el lema de la campaña de este año «Quien más sufre del maltrato del planeta no eres tú», Manos Unidas denuncia que las poblaciones más vulnerables son las más afectadas por la crisis actual del medio ambiente.

La sensibilidad medioambiental es uno de los valores de nuestra época. En los últimos tiempos se ha ido despertando una mayor conciencia de esta problemática, propiciada, entre otras cosas, por el cambio climático. No obstante, todavía debemos profundizar en los cambios personales y estructurales que ello supone, porque la emergencia climática es uno de los grandes retos ante los que se sitúa esta generación.

Esta Campaña de Manos Unidas nos quiere ayudar a reflexionar sobre la relación que existe entre el deterioro medioambiental y sus consecuencias en las personas, especialmente en las más pobres y vulnerables. Es una perspectiva muy importante para los creyentes, pues la «opción por los pobres» ha de marcar nuestra manera de mirar la realidad y de acercarnos a ella.

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Campaña 2020 de Manos Unidas: QUIEN MÁS SUFRE EL MALTRATO AL PLANETA NO ERES TÚ

Hemos de tomar, cada persona según sus circunstancias, decisiones valientes que hagan que nuestra huella personal dibuje una nueva senda hacia un mundo más sostenible, porque QUIEN MÁS SUFRE EL MALTRATO AL PLANETA NO ERES TÚ

Manos Unidas sabe del desproporcionado combate que vivimos contra múltiples males e injusticias que asolan la vida de los más cercanos y de nuestro mundo. Asumiendo las limitaciones y los defectos, Manos Unidas es consciente del envío que nos hace la Iglesia para ser esa fuerza efectiva que ayude a paliar el gran drama humano de la hambruna por falta de “alimento, cultura y Dios” que más de 800 millones de personas sigue todavía padeciendo. 

La campaña de Manos Unidas vuelve a situar a la humanidad empobrecida como los verdaderos protagonistas sufrientes de los daños al medioambiente. Por eso, nuestra campaña de este año quiere volver la mirada a nuestros hermanos con un grito provocador: “Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú.”. La contaminación significa infección, insalubridad y muerte. Las sequías o los desastres naturales son condenas de desgracia, emigración o muerte para los que ya vivían con poco. Hoy, es el verdadero drama y la cuestión fundamental. Como dice el Papa Francisco en la Laudato Sí: “son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” (LS 10).

Evangelio del domingo, 9 de febrero de 2020

Escuchar lecturas y homilía

Escuchar la adoración al Santísimo

Escuchar lecturas y homilía (sábado tarde)

«Las 50 personas más ricas del mundo tienen un patrimonio equivalente a 2,2 billones de dólares. Por sí solas podrían financiar la atención médica y la educación de cada niño pobre en el mundo», denunciaba el papa Francisco en un discurso el pasado cinco de febrero. Los abortos cometidos sólo en los EEUU han causado ya más muertes que la segunda guerra mundial.

Las “perlas” podrían multiplicarse, pero bastan para demostrar la actualidad y fuerza de las palabras que Jesús nos dice a los cristianos en el evangelio de este domingo: «Vosotros sois la luz del mundo y la sal de la tierra». ¡Grandiosa vocación! La luz es símbolo de vida, de calor, de alegría. Donde luce el sol, hay flores y frutos, hay fiesta y crecen los jardines y los bosques. En cambio, la oscuridad es signo de muerte, de inactividad, de pecado. Sin la luz de la verdad y del amor la vida se hace imposible, se destruyen las sociedades y se empobrecen las culturas. Los tres ejemplos aducidos son pruebas fehacientes.

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Carta Apostólica APERUIT ILLIS domingo de la palabra De Dios

El Papa Francisco instituye el “domingo de la Palabra de Dios”, a través de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, titulada APERUIT ILLIS, estableciendo que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Sagrada Escritura.

La Oficina de Prensa del Vaticano ha dado a conocer el nuevo documento en la mañana del lunes, 30 de septiembre de 2019.

Francisco propone que se instaure un domingo “completamente dedicado” a la Palabra de Dios, “para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo”, expone en las primeras líneas de la carta, compuesta por 15 puntos.

Así, el Santo Padre expresa su deseo de “dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios”, que “nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”.

A continuación, ofrecemos la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, Aperuit illis, firmada por el Papa Francisco el 30 de septiembre de 2019, en la memoria litúrgica de San Jerónimo en el inicio del 1600 aniversario de su muerte.

Descargar Carta Apostólica APERUIT ILLIS (versión cuaderno)

Descargar Carta Apostólica APERUIT ILLIS (versión página a4)

Fiesta de la Presentación del Señor, Jornada de la Vida Consagrada

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

Cuarenta días después de la Navidad, la Iglesia revive hoy el misterio de la Presentación de Jesús en el templo y celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

La ley judía indicaba que cuarenta días después del nacimiento del primer hijo los padres lo llevaran al templo de Jerusalén para presentarlo al Señor; así lo hicieron María y José. Nos dice el Evangelio que «los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor» (Lc 2, 22). Pero en este momento fue Dios quien presentó a su Hijo a la humanidad. El Niño, que María y José llevaron con emoción al templo, es el Verbo encarnado, el Redentor del mundo y de la historia. Y así lo manifiestan el anciano Simeón y la profetisa Ana, que lo acogen y proclaman como «Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2, 32). El Señor había prometido a Simeón que no moriría sin antes ver al Salvador del mundo y, al tener a Jesús en sus brazos, reconoce, inspirado por Dios, que ese niño era el Redentor y Salvador de la humanidad.

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Parroquia Sagrada Familia