Sacerdotes con corazón de padre y hermano

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy celebramos el Día del Seminario. Con el lema «Padre y hermano, como san José», deseamos –en este tiempo tan incierto para abrazar y, a la vez, tan idóneo para creer– reflejar la figura de san José en tantos corazones sacerdotales necesitados de la misericordia Dios.

La Subcomisión Episcopal de Seminarios destaca, en su reflexión teológica, que los sacerdotes «son enviados a cuidar la vida de cada persona, con el corazón de un padre, sabiendo además que, cada uno de ellos, es su hermano». El Año de san José, proclamado por el Papa Francisco y que ya estamos conmemorando bendecidos por este Custodio de Jesús, colma de suma importancia la escuela de Nazaret donde los seminaristas, cada día, se dejan modelar por el amor de Dios.

Esta jornada recuerda la importancia de dar la vida por los hermanos. Darse, recorriendo las huellas, las llagas y las espinas resucitadas del Señor. Darse, con la palabra, el ejemplo y la vida, como un patrimonio contemplativo y sagrado que se pone a los pies de los demás para servirles con entrega. Darse, sabiendo que Dios siembra la vocación en los surcos de nuestra tierra para ser personas cántaro que sacien la sed de tantos necesitados.

Continuar leyendo

Ilumina

Acercarse a la Luz es acercarse a Jesús. Ya puede estar todo oscuro, en tinieblas, que si Jesús está cerca su Luz nos inunda. Eso es causa de profunda alegría. ¡Encuéntrate con Jesús e ilumina!

En la noche, en nuestras oscuridades, podemos dejarnos prender por la luz de Jesús. Esto le pasó a Nicodemo y a tantos otros que a lo largo de la historia se han dejado “encender” o “iluminar” por el Señor.

Un Evangelio positivo, desafiante porque nos habla de andar en la verdad, como Teresa de Jesús. Un Evangelio que nos llena de Luz y de esperanza. ¡Nos hace tanta falta! Un Evangelio para que resplandezca lo bueno, generoso, amable, solidario que hay en cada uno de nosotros. Un Evangelio para que brille el Amor de Cristo, fuente de toda luz y de todo amor.

Evangelio del domingo, 14 de marzo de 2021

Escuchar lecturas y homilía

Oración

Puedes ver la misa de la tarde aquí:

Todo adquiere sentido cuando encuentras este tesoro, que Jesús llama "el Reino de Dios", es decir, Dios que reina en tu vida, en nuestra vida; Dios que es amor, paz y alegría en cada hombre y en todos los hombres. Esto es lo que Dios quiere, es por lo que Jesús se ha donado a sí mismo hasta morir en la cruz, para liberarnos del poder de las tinieblas y llevarnos al reino de la vida, de la belleza, la bondad, la alegría. Leer el Evangelio es encontrar a Jesús y tener esta alegría cristiana que es un don del Espíritu Santo.

Queridos hermanos y hermanas, la alegría de haber encontrado el tesoro del Reino de Dios transpira, se ve. El cristiano no puede esconder su fe, porque transpira en cada palabra, en cada gesto, también en los más sencillos y cotidianos: transpira el amor que Dios nos ha donado mediante Jesús. Recemos, por intercesión de la Virgen María, para que venga a nosotros y en el mundo entero su Reino de amor, de justicia y de paz. »

(S.S. Francisco, Ángelus, 27 de julio de 2014).

Continuar leyendo

San José, el artesano en la fe y el amor

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Esta semana celebramos la festividad de san José: el humilde carpintero que asumió –con amor, fidelidad y entrega absoluta– el tesoro más grande que se le depositó en sus manos, el hijo de Dios.

«Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios “el hijo de José”». Con estas palabras, el Santo Padre comienza la carta apostólica Patris corde, en la que el Pontífice recuerda el 150 aniversario de la declaración de san José como patrono de la Iglesia Universal, para reivindicar así el valor de su figura y celebrar un año dedicado especialmente a él.

La vida de san José es un evangelio vivo, escrito –a corazón abierto– con la tinta de la fidelidad. La belleza de su vida y la bondad de sus manos hicieron de él la persona de confianza de Dios para cuidar de Jesús y de María. Por eso, adherido a esa fidelidad que redime el tiempo (Ef 5,16), desde un amor fraguado en el cuidado, se dio todo, del todo y para siempre.

San José se abandonó sin reservas en las manos del Padre, poniendo a los pies de la Divina Providencia el andar humano del Hijo de Dios. Y es que tener fe en Dios, como señala el Papa Francisco en esta carta apostólica titulada Con corazón de padre, incluye creer que «Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades y de nuestra debilidad». Al mismo tiempo, «nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca».

Continuar leyendo

Retiro de Cuaresma - Os atraeré a todos hacia mí con misericordia (Parte II)

Parroquia Sagrada Familia