Derechos del niño: Derecho a no ser discriminado
La mayoría de los chicos de quinto curso no querían faltar a la escuela ni martes ni jueves porque eran los días que les tocaba jugar al fútbol. En cuanto tocaba el timbre del recreo, salían corriendo hacia el patio. A Lucas no le gustaba jugar al fútbol, pero no quería quedar fuera del grupo de amigos.
Un día, decidió que ya estaba cansado de fingir y, desde ese momento, empezó a hablar con sus amigas, o simplemente caminaba por el parque.
—Lucas, ven a jugar, ¿qué haces con las chicas? –le decían los amigos. A veces, le chinchaban: “¡Te gusta Lorena!”. A Lucas no le importaba, sentía que se había sacado un peso de encima. Tomás, uno de sus amigos, festejaba su cumple en un campo de fútbol e hizo tarjetas de invitación para repartirlas en la escuela. Unos días antes del festejo, en su casa, la hermana le pidió prestada una tijera.
—Cógela, está en mi riñonera –dijo Tomás. Cuando su hermana sacó la tijera, vio que estaba la invitación de Lucas.
—Tomás, no le diste la invitación a Lucas –le dijo.
—Dale, ¿porqué miras lo que no te importa? La mamá, que estaba con ellos, se extrañó del tono de la respuesta.
—Tomás, tu le dijiste que buscara la tijera en la riñonera y tu hermana te está diciendo algo bueno, que no le entregaste la tarjeta a tu amigo Lucas. ¿Pasa algo que no nos dijiste? ¿Te olvidaste o no se la diste?
—No se la di, a Lucas ya no le gusta jugar al fútbol. Ya no quiere estar con nosotros.
—¿No quiere estar con vosotros o no quiere jugar al fútbol? ¿Tu quieres reunir a tus amigos para festejar tu cumpleaños o quieres organizar un partido de fútbol? ¿Por qué no dejas que tu amigo decida si quiere ir o no? Al día siguiente, Tomás le dio la invitación a Lucas.
—¡Qué bueno! Gracias, me encanta ir a tus cumpleaños.
—Pero... vamos a jugar al fútbol.
—¿Me estás invitando a un partido o a tu cumple?
—A mi cumpleaños –dijo Tomás. La tarde del cumple, mientras sus amigos jugaban al futbol, Lucas los alentaba desde afuera, charlaba con los familiares o jugaba con las primas. En el momento de irse, le dio un gran abrazo a Tomás:
—Gracias por haberme invitado. Fue un cumpleaños genial –le dijo.
¿Dejamos de lado a alguien porque tiene gustos diferentes o porque es diferente? ¿Nos mostramos como somos aunque seamos distintos a los que nos rodean?, o ¿necesitamos su aprobación?. Hoy es el segundo domingo de Cuaresma. ¡Qué bonito encontrarnos con esta lectura! Jesús muestra toda su gloria a alguno de sus amigos. Pero no caigamos en la tentación de querer ver a Jesús así siempre. A Jesús lo vemos en cada niño que sufre, en el que no tiene que comer, en el que no tiene dónde vivir, en el que está preso o enfermo. También en todos aquellos que lo aman. Ojalá que en este tiempo nos podamos encontrar con Jesús a nuestro lado.