¡Feliz verano!
Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Estamos en verano. Y de un modo u otro todos pensamos en disfrutar ese descanso vacacional que llega otra vez a nuestra puerta. Para niños y mayores, las vacaciones se presentan, en general, como una especie de evasión, un tiempo libre de trabajo y de compromisos, para descansar, divertirse y pasarlo bien... Eso es algo bueno y ciertamente merecido, porque el curso es duro para todos al tener que atender las obligaciones de cada día, de manera constante y entregada. Pero también el verano puede darnos la oportunidad de hacer algo diferente, o de hacer de modo diferente lo que siempre hemos hecho.
Porque no vale cualquier descanso para volver de las vacaciones «con las pilas cargadas», como solemos decir, a reemprender la vida cotidiana. Descansar bien y reponer fuerzas no es algo meramente físico o biológico. Junto a los viajes de fuera, que a veces multiplicamos en busca del descanso, se necesita un viaje al interior de nosotros mismos para renovar el sentido y la motivación de nuestra vida cotidiana, familiar, profesional, creyente, humana... Para que ese «feliz verano», que en este tiempo nos deseamos y repetimos unos y otros, pueda ser algo real y sentido con satisfacción, paz y alegría interior.