29 Mar
29 Mar

De 10:00 h. a 10:30 h. Avda. Reyes Católicos y Avda. del Cid.
De 10:30 h. a 11:00 h. Fco. Martínez Varea, Sda.Familia y Urb. Jerez
De 13:00 h.a 13:30 h. José María de la Puentey Jerez
De 13:30 h. a 14:00 h. Doña Berenguela y Padre Aramburu.
De 14:30 h. a 15:00h. San Francisco y Villarcayo.
De 15:00 h. a 15:30 h. Sedano y Federico Olmeda.
De 15:30 h. a 16:00 h. Avda. Cantabria y Fco. Sarmiento.
De 16:00 h. a 17:00 h. León XIII y voluntarios.

29 Mar
Viernes Santo - Confesiones
29.03.2024 10:30 - 12:00

Después de la tormenta...

Decían que en la región más alejada del reino, allá arriba, en las cumbres más altas, habitaba un gran sabio.

—¿Por qué será que los sabios siempre viven en zonas peligrosas, difíciles de alcanzar? — pensó la joven mientras sacaba de su mochila lo que no iba a necesitar: el traje de baño, libros que ya había leído y otros que eran muy pesados para cargarlos. También tenía allí recuerdos de amigos y familiares y muchas otras cosas que acumuló desde que dejó su hogar en búsqueda de la sabiduría.

La dueña de la posada le dijo que no se preocupara por sus cosas, que le guardaría todo hasta su regreso.
La joven, con una cantimplora con agua y unos panes, se dirigió hacia el camino que subía hasta la cumbre más alta.
Estaba tan convencida de lo que deseaba, que ni las ráfagas de viento ni las tormentas de nieve la detuvieron. En un momento, pareció que la naturaleza se cansó de luchar contra ella y salió el sol. Era un sol abrasador, sofocante.

—No, la naturaleza no se cansó —pensó la joven—, cambió de estrategia.

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Evangelio del domingo, 3 de enero de 2021

Escuchar lecturas y homilía

Oración

Puedes ver la misa del sábado tarde aquí:

 

Hoy se pone a nuestra consideración el principio del cuarto evangelio, el de san Juan. Es un comienzo muy diferente al de los otros evangelistas. Hoy san Juan nos habla del nacimiento de Jesús; pero de forma diferente. No cuenta los hechos según la historia: no hay niño ni madre, ni pastores ni cántico de ángeles; pero sí habla de luz que ilumina las tinieblas y de gloria de Dios que podemos contemplar, y sobre todo de la Palabra, que se hace carne, de Dios que pone su tienda entre nosotros, del Señor que es aceptado por unos y rechazado por otros.

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No hay paz sin cuidado, ni horizonte sin amor

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

Queridos hermanos y hermanas:

«En muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas». Ciertamente, «se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia». Con estas palabras del Papa Francisco en su carta encíclica Fratelli tutti, deseo compartir con vosotros un anhelo que, cada día, nace en mi corazón de pastor: no hay paz sin cuidado, ni horizonte sin amor.

El Santo Padre, en su mensaje para la 54 Jornada Mundial de la Paz que celebramos el pasado 1 de enero, apostaba por la cultura del cuidado como camino de paz. En ese sentido, animaba a construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad que lograsen erradicar «la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación». Una tierra firme donde hoy, más que nunca, hemos de sembrar la esperanza.

Este nuevo año que Dios nos regala, el Padre nos invita no solo a mirar, sino también a contemplar; y a coser las grietas de tantos rostros solos, cansados y heridos por el dolor en estos tiempos de pandemia; y, cómo no, a renacer entre la ternura de ese Dios pequeño y pobre que nacía hace unos días en un humilde pesebre para recordarnos, como dijo san Pablo, que «la fuerza se revela en la debilidad».

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El zapatero

Hace muchos años, en una aldea del norte, vivía un zapatero. Se llamaba Juan.
El último domingo de Adviento fue a Misa, pensando cómo se podía preparar mejor para celebrar la Navidad. ¿Qué puedo hacer yo -se preguntaba- para celebrar la Navidad como Dios quiere? ¿Qué podría ofrecer yo ese día?
Y así, lentamente, ya que había salido de su casa con tiempo, se dirigió a la Iglesia, a su parroquia.
Y cuando salió -¡qué contento!- ya sabía lo que le iba a regalar a Jesús el día de Navidad, y se lo contó a Miguel.

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Peluche

Se estaba acercando la Navidad en nuestro pueblo. Lo que suele poner en movimiento muchos sentimientos diferentes. Desde los tiernamente familiares hasta aquellos religiosos más profundos. Y por supuesto otros no tan elevados, como los que tienen referencia a los hábitos alimenticios y los comerciales.

Una de las grandes jugueterías se había surtido generosamente a fin de satisfacer todos los requerimientos de sus clientes. En las estanterías podía verse de todo, desde artefactos bélicos de plástico, habitados por monstruos del más pésimo gusto televisivo, hasta muchas otras cosas bonitas y dignas de ser obsequiadas en la alegría navideña. Entre éstas se encontraba un precioso osito de peluche, de gran tamaño. Realmente era bonito. Parecía trasuntar cariño, y sus ojitos pequeños y brillantes le daban una extraña vida que cautivaba a quienes quisieran mirarlo con interés. Era un juguete valioso, y por tanto nada barato. Y Peluche lo sabía. Sin delirios de grandeza, él se sentía entre lo mejor que se podía conseguir en aquel lugar. Justamente ése era su drama. Porque los que tenían suficiente dinero como para comprarlo, no tenían niños a quienes obsequiárselo. Y los que tenían muchos niños carecían de dinero. El ser valioso era la causa de sus problemas. Porque a medida que se acercaba la Nochebuena, Peluche veía cómo las estanterías se iban vaciando de juguetes, mientras que él continuaba siendo admirado, pero sin que nadie se decidiera a adquirirlo para alegría de un niño. La ansiedad que había ido creciendo con las horas se le transformó en angustia, cuando vio que el dueño de la juguetería bajaba lentamente las pesadas cortinas metálicas de aquella juguetería. Luego se apagaron las luces y dentro reinó el silencio.

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Parroquia Sagrada Familia