Evangelio del domingo, 10 de abril de 2022 Domingo de Ramos

Puedes ver la misa del sábado tarde aquí:

 

Comenzamos la Semana Santa. La Iglesia nos presenta en esta semana los hechos más importantes de nuestra redención: la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Dios nos podría haber salvado con medios más sencillos, pero quiere unirse a nuestro dolor y testifica con su sufrimiento que su amor es sincero, es grandioso y que merece toda nuestra correspondencia. Para ello Dios se hizo hombre, aceptó un cuerpo como el nuestro y se entregó a la muerte y una muerte de cruz. Pero san Pablo hoy en la 2ª lectura nos dice que, por ese acto de humillación, Dios lo levantó por encima de todo hasta la resurrección. El dolor no es el final. Dios quiere para nosotros también un final de gloria y felicidad. La Pasión conduce a la Resurrección. 

La liturgia de este día tiene dos partes bien diferenciadas, La primera, con la bendición de ramos y procesión, revivimos la entrada solemne de Jesús en Jerusalén. Luego en la Eucaristía se revive la Pasión, que se lee en el evangelio. Parece ser que proviene de la antigüedad cuando este domingo era nombrado en Roma como domingo de pasión, mientras que en Jerusalén celebraban la entrada con los ramos. Luego para toda la Iglesia se unieron las dos partes en una misma celebración. 

La entrada de Jesús montado sobre un burrito lo suscitó Él mismo. Es posible que algunos discípulos querrían aprovechar esa entrada, cercana la Pascua, para exaltar a Jesús como un mesías triunfador para comenzar un imperio material o una guerra santa contra los romanos. Jesús, porque así lo quiere, entra como Mesías, pero lleno de mansedumbre, deseando proclamar su reino de paz y de amor. A los que iban con Jesús se unieron otros salidos de Jerusalén, pues era costumbre que muchas personas salieran a recibir a grupos de peregrinos para entrar cantando con ellos. Nosotros en la procesión también queremos aclamar a nuestro verdadero Rey y Maestro con ramas verdes, que son signo de paz y de esperanza. No es sólo recuerdo. Es realidad. 

En esa entrada de Jesús también se va fraguando la Pasión, porque allí estaban los enemigos de siempre, fariseos y jefes religiosos del pueblo. Estaban llenos de envidia porque la gente se iba tras de Jesús, y esto llenaba la copa de su indignación y soberbia. Donde no hay amor y perdón, la venganza y el rencor no tienen freno. También había gente indecisa, que aquel día gritaban: “Hosanna”, y pocos días después gritarían: “Crucifícale”. En la Misa recordamos la Pasión con su lectura en el evangelio. Este año, ciclo C, se lee la Pasión según san Lucas.

Cada evangelista narra la Pasión según el motivo que le ha inducido a narrar la vida de Jesús. San Lucas es el evangelista de la misericordia. Es el que más habla del amor infinito de Dios, que se manifiesta por medio de Jesucristo. Lo vemos por medio de sus parábolas y de la preocupación que siente Jesús por las personas marginadas, como eran los enfermos, los pecadores, las viudas y en general las mujeres. Y ese aspecto de la misericordia aparece en este evangelio de pasión de manera especial:

Con los mismos apóstoles: No dice que les encuentra por tres veces dormidos, ni que huyeron, ni las palabras fuertes de Pedro antes de negar, con quien tiene la delicadeza de mirarle con misericordia como signo de perdón; Cura la oreja a quien ha sido herido en Getsemaní; Consuela a las mujeres que lloran por El; Perdona a todos los que le están clavando o gritando en contra. Promete el Paraíso al buen ladrón; Usa de misericordia hasta con los mismos que causaron su muerte, como Pilato, que aparenta ser inocente. Quizá el evangelista tenía interés en no culpar a los romanos.

Más que culpar a nadie, el evangelista pretende que nosotros nos sintamos culpables, pero llenos de esperanza en el perdón rechazando toda violencia. Debemos vivir con esa confianza en Dios Padre, con la que Jesús, al morir, sin hacer gestos trágicos ni signos de angustia, entrega su espíritu al Padre de las misericordias.

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Semana Santa 2022 - Programación de la parroquia

Puedes descargar el programa completo en el siguiente enlace:

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10 ABRIL - DOMINGO DE RAMOS

11:30h.
Solemne Bendición de los Ramos.
Santa Misa.

14 ABRIL - JUEVES SANTO - CENA DEL SEÑOR

Desde las 10:30h. hasta 13:00h.
Confesiones

17:00h.
Santa Misa.

18:00h.
Solemne Misa de la Cena del Señor.
Traslado del Santísimo al Monumento.

20:30h.
Oración para toda la comunidad parroquial.

23:00h. A 4:00h.
Podemos unirnos en oración que dirigirá el grupo de Adoración Nocturna de la parroquia.

15 ABRIL - VIERNES SANTO - PASIÓN DEL SEÑOR

9:30h.
Rezo de Laudes.
Oración.

Desde las 10:30h. hasta 12:00h.
Confesiones.

Turnos de Vela ante el Santísimo en el Monumento:
De 10:00 h. a 10:30 h. Avda. Reyes Católicos y Avda. del Cid.
De 10:30 h. a 11:00 h. Fco. Mtnez Varea, S. Familia y Urb. Jerez.
De 13:00 h. a 13:30 h. José María de la Puente y Jerez
De 13:30 h. a 14:00 h. Doña Berenguela y P. Arámburu.
De 14:30 h. a 15:00 h. San Francisco y Villarcayo
De 15:00 h. a 15:30 h. Sedano y Federico Olmeda.
De 15:30 h. a 16:00 h. Avda. Cantabria y Fco Sarmiento
De 16:00 h. a 17:00 h. León XIII y voluntarios.

11:30h.
Viacrucis Solemne en el interior de la iglesia.

17:00h.
Solemne acción litúrgica de la muerte del Señor.
Adoración de la Cruz.

16 ABRIL - SÁBADO SANTO - SEPULTURA DEL SEÑOR

Silencio y Soledad de María.
La Iglesia espera la Resurrección del Señor.

21:00h.
SOLEMNE VIGILIA PASCUAL

17 ABRIL - DOMINGO DE RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

10:00h.
Misa.

12:00h.
Procesión del Anuncio Pascual. Cofradía de Cristo Resucitado. Salida desde la parroquia.

HORARIO DE MISAS DEL DOMINGO 17 ABRIL:
10:00h.
12:00h.
13:00h.
19:00h.

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma de 2022

«No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a). La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a).

La Cuaresma nos recuerda cada año que «el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día». Por tanto, pidamos a Dios la paciente constancia del agricultor (St 5,7) para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro. Quien caiga tienda la mano al Padre, que siempre nos vuelve a levantar. Quien se encuentre perdido, engañado por las seducciones del maligno, que no tarde en volver a Él, que «es rico en perdón» (Is 55,7). En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda. Tenemos lacerteza en la fe de que «si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos» y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos (Hb 10,36) para nuestra salvación y la de los demás (1 Tm 4,16). Practicando el amor fraterno con todos nos unimos a Cristo, que dio su vida por nosotros (2 Co 5,14-15), y empezamos a saborear la alegría del Reino de los cielos, cuando Dios será «todo en todos»(1 Co 15,28).”.

Mensaje de la Asamblea Diocesana al pueblo de Dios que camina en Burgos

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Al concluir la fase final de la Asamblea Diocesana, en el marco del Sínodo de toda la Iglesia, deseamos compartir con todas las comunidades de la diócesis nuestra gratitud, nuestro gozo y nuestra esperanza.

El sueño de la sinodalidad se está haciendo realidad en nuestra diócesis; cada vez más cristianos quieren y desean involucrarse y sentir que la misión de la Iglesia es tarea de todos, y no solo de algunos. La Asamblea ha sido un ejemplo de que el diálogo, el entendimiento, la oración, son posibles y de que caminar juntos es el único modo de ser Iglesia, de que solo codo con codo la misión de Jesús será más viva y eficaz.

Nos hemos sentido representantes del Pueblo de Dios que camina en Burgos, especialmente de tantos grupos y personas que desde hace más de dos años han apostado han sido Iglesia sinodal. Reunidos en oración, presididos por nuestro obispo, hemos experimentado el milagro del Espíritu que hace nuevas todas las cosas y devuelve vigor a los cansados y abatidos. Como los discípulos de Emaús nos descubrimos enviados para ser testigos del Resucitado, de la permanente novedad del Evangelio y de la fuerza transformadora del Reino de Dios.

Este proceso y estas jornadas han sido una experiencia viva y auténtica de sinodalidad y de conversión personal y comunitaria: hemos percibido la variedad y riqueza de nuestra diócesis, hemos aprendido a escucharnos y a comprendernos, hemos expresado con sinceridad y con libertad nuestras opiniones y expectativas, nos hemos sentido unidos en la diversidad…

Superando las nostalgias del pasado, y la tentación de la queja y del lamento, conscientes de nuestras carencias y debilidades, hemos mirado hacia el futuro, reafirmando nuestro compromiso evangelizador y nuestra responsabilidad para servir a nuestra sociedad y a nuestro mundo. La frescura y la novedad del Evangelio deben ofrecer consuelo a los cansados, justicia a los oprimidos, generosidad a los ilusionados, aliento a quienes se esfuerzan por hacer posible la felicidad de todas las personas y la fraternidad entre los pueblos.

La Asamblea ha cubierto una etapa fundamental. Pero el sueño necesita aún materializarse, que la sinodalidad se haga costumbre y que lo que hemos discernido entre todos, entre todos sea llevado a la vida cotidiana. Hemos sido actores, en nombre vuestro, de un acontecimiento especial y extraordinario. Ahora se abre otra etapa aún más apasionante. Sigamos invocando al Espíritu para que este evento se prolongue como un proceso que marque el estilo y la actuación de todas nuestras comunidades. Sigamos, todos juntos, caminando alegres con Jesús.

Burgos, 2 de abril de 2022

Tampoco yo te condeno

Hoy vemos a Jesús «escribir con el dedo en la tierra» (Jn 8,6), como si estuviera a la vez ocupado y divertido en algo más importante que el escuchar a quienes acusan a la mujer que le presentan porque «ha sido sorprendida en flagrante adulterio» (Jn 8,3).

Llama la atención la serenidad e incluso el buen humor que vemos en Jesucristo, aún en los momentos que para otros son de gran tensión. Una enseñanza práctica para cada uno, en estos días nuestros que llevan velocidad de vértigo y ponen los nervios de punta en un buen número de ocasiones.

La sigilosa y graciosa huida de los acusadores, nos recuerda que quien juzga es sólo Dios y que todos nosotros somos pecadores. En nuestra vida diaria, con ocasión del trabajo, en las relaciones familiares o de amistad, hacemos juicios de valor. Más de alguna vez, nuestros juicios son erróneos y quitan la buena fama de los demás. Se trata de una verdadera falta de justicia que nos obliga a reparar, tarea no siempre fácil. Al contemplar a Jesús en medio de esa “jauría” de acusadores, entendemos muy bien lo que señaló santo Tomás de Aquino: «La justicia y la misericordia están tan unidas que la una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la misericordia sin justicia es ruina, destrucción».

Hemos de llenarnos de alegría al saber, con certeza, que Dios nos perdona todo, absolutamente todo, en el sacramento de la confesión. En estos días de Cuaresma tenemos la oportunidad magnífica de acudir a quien es rico en misericordia en el sacramento de la reconciliación.

Y, además, para el día de hoy, un propósito concreto: al ver a los demás, diré en el interior de mi corazón las mismas palabras de Jesús: «Tampoco yo te condeno» (Jn 8,11).

Parroquia Sagrada Familia