Atrapando
Soñar siempre es algo grandioso: se mezclan situaciones reales con sucesos extraordinarios, se presentan imágenes agradables, nos reencontramos con seres queridos y otras veces, no es tan bonito y tenemos pesadilla.
Algo parecido le sucedió a Sergio que se despertó en medio de la noche gritando con angustia. Cuando su padre fue a ver qué le sucedía, le contó que se soñó al pie de una gran torre. Desde arriba le tiraban objetos frágiles que él tenía que atrapar y acomodar en unas cajas. Llegó un momento que era tanto lo que caía, que no llegaba a agarrarlos, se le resbalaban de las manos y se rompían.
—¿Estabas solo en el sueño? —le preguntó su padre.—Tendrías que haber pedido ayuda.
Sergio se calmó, se durmió y, como sucede muchas veces, se volvió a encontrar al pie de la torre recibiendo los objetos que le tiraban de arriba, pero ahora estaba acompañado de un amigo. El resultado no fue mejor. Pudieron atrapar más objetos, pero terminaron aplastados debajo de los paquetes. Sergio volvió a gritar y nuevamente el padre corrió a su habitación y lo abrazó.
—¿Otra vez la misma pesadilla? Quizá el problema no está en ti que quieres atrapar las cosas, sino en por qué caen así de rápido, —le dijo el padre.
Sergio se durmió y retomó el sueño. Ya no estaba al pie de la torre. Se había separado y observaba lo que sucedía en lo alto. Pudo observar que desde arriba se asomaban personas que tiraban las cosas. Se puso las manos en la boca para amplificar el sonido y gritó:
—¡Hey, ustedes, los que están arriba!…
Las personas se detuvieron para escuchar a Sergio.
—¿Pueden arrojar las cosas más despacio? Así las podemos atrapar sin que se rompan
y las embalamos.
A partir de ese momento no tuvo más inconvenientes y con su amigo, llenaron todas las cajas con los objetos bien acomodados.
Sergio se despertó tranquilo, satisfecho, con una sensación agradable y su padre durmiendo a los pies de su cama.
¿Por qué pudo Sergio resolver el problema? No nos quedemos con una respuesta simple.
Son varios los factores que le permitieron lograr la tarea que tenía.
Jesús nunca impone cargas pesadas. Él nos acompaña y sostiene en las dificultades o en los momentos tristes de nuestra vida. Es bueno, comprensivo y fiel. Podemos ser como él, ayudando a los que están a nuestro lado.