La Familia
Ésta es la historia de un artista que, insatisfecho de su trabajo, un día le dijo a su esposa:
—Me voy a ir de viaje. Necesito encontrar inspiración para pintar mi obra maestra.
Viajó por muchos países. Contempló mucha belleza, pero no encontró lo que andaba buscando. Un día salió a pasear, detuvo a una novia en el día de su boda y le preguntó:
—Dime, por favor, ¿qué es para ti lo más hermoso del mundo?
Ella le contestó con mucha naturalidad:
—El amor.
El artista continúo su camino pensativo. ¿Cómo pintar el amor?
Poco tiempo después, encontró a un soldado que volvía de la guerra. El pintor lo sorprendió:
—¿Cuál es la cosa más bella del mundo?
El soldado le contestó sin dudar:
—La paz.
Y el artista apesadumbrado se preguntaba:
—¿Cómo pintar la paz?
Siguiendo su búsqueda, se acercó a un creyente que iba camino del templo y le hizo la misma pregunta.
El creyente contestó:
—La fe es la cosa más bella del mundo.
Y el artista continuó pensativo:
—¿Cómo pintar un cuadro de la fe?
Casi desesperado, después de tanta búsqueda de inspiración, volvió a su casa, cansado. Pero, a su llegada, la esposa lo recibió con ternura y calor. El artista encontró el amor del que le había hablado la novia.
Todo, en su lugar, respiraba tranquilidad y seguridad. Era la paz de la que le había hablado el soldado.
Y cuando sus hijos lo besaban, vio, en sus ojos de niños... la fe del creyente. Había encontrado en su hogar la inspiración que andaba buscando afanosamente fuera de casa: la familia.