Un lío extraño

Una catequista, permitía que, durante la hora de catequesis, los chicos se senta­ran en el lugar que preferían, aunque no fuera el puesto de­signado por la maes­tra y que ocupaban en las otras horas de clase. Solo ponía dos condiciones:
1. Nadie puede ocu­par el lugar de un compañero o com­pañera, si éste no lo deja de buen gusto.
2. Tienen que cambiarse de lugar an­tes de que ella cuente hasta veinte.


Esto se convirtió en un juego: ni bien saludaban los chicos le pedían que cuente hasta veinte, y ella empezaba a contar despacito, mientras los chicos se cambiaban de banco.
Las primeras veces que se le ocurrió este sistema hubo un poco de desor­den, pero después, con el correr de los encuentros y una vez formado el hábito, los chicos aprendieron que no había necesidad de correr ni de em­pujarse, porque siempre alcanzaba el tiempo.
Cierta vez, antes de terminar de con­tar, se escuchó:
—¡Es injusto, no tie­nes derecho a sentar­te en mi banco!
Era una compañera que gritó desde el fondo del aula.
La catequista paró de contar y le preguntó:
—¿Qué pasa, Sofía? ¿Por qué gritas así?
—¡Ella no tiene por qué sentarse en mi banco!
—¿Pero si estás sentada en otro lugar, cómo dices que ella está en tu banco? -preguntó la catequista totalmente perpleja.
—La compañera que estaba sentada en este banco donde estoy ahora, me dejó sentar, pero yo no le di permiso a Marcela para que se siente en mi lu­gar, en mi banco.
¡Qué lío se armó! ¿Quién tenía razón?
Marcela no estaba cumpliendo con la primera de la regla, pero, por qué no podía sentarse en un banco que esta­ba vacío y sin ocupante alguno?.

¿Cuál es la raíz del conflicto?
Si tuvieras que juzgar la situación que re­lata el cuento, ¿a quién le darías la razón?
¿Cómo se podrían modificar las dos con­diciones para evitar que surja un conflic­to como el del relato?.
Las lecturas de hoy tienen un lenguaje simbólico. Cuando decimos que Jesús subió al cielo, no quiere decir que está entre las nubes. Sus amigos, que vivieron con él, tu­vieron la experiencia, sintieron, que Jesús estaba con Dios, subir al cielo es estar con Dios. Jesús, nos deja a nosotros una misión, ser testigos de él, llevar la Buena Noticia a todos los pueblos.
Que todas las personas, sea cual fuera su religión, trabajen por la paz y por un mundo más justo.

Parroquia Sagrada Familia