Por eso, ya no hay pagano ni judío, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos
En el pueblo, habían dividido en lotes unas tierras fiscales que fueron ocupadas por familias de diferentes lugares. Entre ellos, muchos extranjeros de diversos países y culturas. Había mucha hambre en los países vecinos y, por eso, la gente llegaba hasta esa región en donde podían encontrar algún trabajo. Los habitantes “de siempre” protestaban: que les quitaban el trabajo, que no había espacio para todos, que tenían otras costumbres... Muchas de estas cuestiones eran ciertas, pero no todas eran perjudiciales para el pueblo. Sin embargo, la gente se miraba mal cuando se cruzaban en la calle y cuando se encontraban en la puerta de la escuela, montaban grupitos separados. Al comenzar el año, las maestras y los maestros hicieron una reunión con las familias. Allí vieron reproducido lo que sucedía en el pueblo. Cada comunidad estaba apartada de la otra. Iba a ser un año difícil. Pensaron realizar algún proyecto en dónde pudieran estar juntos, donde cada uno valorara lo que tenía el otro... Podrían hablar y estudiar las diferentes culturas, pero eso no era suficiente. Tenían que pensar en qué actividad podían encontrarse los niños realmente.
Estaban llegando a mitad de año y todavía no habían podido hacer algo en conjunto. Una de las maestras tuvo una idea: el carnaval, que es algo que está en casi todas las culturas. —¡Pero carnaval fue antes de que empezaran las clases! —Sí, pero lo que digo no es que cada uno venga con sus tradiciones, pienso en recuperar las máscaras, los disfraces... La idea gustó. Investigaron cómo hacer máscaras de papel cartón, averiguaron precios de fiselina blanca para hacer túnicas y cómo fabricar tintes naturales. Realizaron talleres con padres, madres, abuelas... Cada uno aportaba su saber para realizar máscaras o la ropa. Los niños escogieron la música que querían bailar que, aunque no era del gusto de los maestros, la aceptaron. Después vendría el tiempo de pensar acerca de lo que decía la letra de las canciones. Finalmente, llegó el día de la fiesta. Los niños y las niñas se pusieron las túnicas y las máscaras, y recibieron a las familias bailando en el centro del patio. Nadie sabía quién era su hijo o hija. Todos bailaban y disfrutaban juntos. Los niños sacaron a bailar a las familias y se enredaban en las serpentinas y el papel picado. Las familias habían llevado comida, y los docentes, también con máscaras, la repartían entre los participantes. Cuando terminó la fiesta y se sacaron las máscaras, estaban todos mezclados. Ese fue el inicio de un largo camino donde se dieron cuenta de que las diferencias los enriquecían a todos.
¿Cuáles son las diferencias más grandes que tienes con las personas que te rodean? ¿Esas diferencias son buenas, enriquecen la vida en comunidad? ¿Qué diferencias te cuesta más aceptar?. Hay personas que ponen toda su vida al servicio de los más pobres. Hoy recordamos especialmente al Beato Monseñor Angelelli, obispo de La Rioja, asesinado el 4 de agosto de 1976. Caminó entre los más pobres, escuchó su voz, los acompañó. Él fue rico ante los ojos de Dios y, con su vida, nos mostró el amor de Jesús.