Una jornada diocesana especial
Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Estamos empezando el curso pastoral y nos disponemos a acogerlo como don y tarea. Porque Dios Padre, Hijo y Espíritu nos lo regala como gracia y tiempo oportuno para que sigamos escribiendo en nuestra diócesis su historia de salvación. Este año lo iniciaremos oficialmente también con una Jornada Diocesana de Formación, que tendrá lugar el próximo viernes, día 27 por la tarde, en la Facultad de Teología.
Algo que viene siendo habitual, en esta ocasión tiene un carácter especial que deseo subrayar y comentar brevemente hoy en mi mensaje dominical. La Jornada estará centrada en la presentación pública y en la puesta en marcha efectiva del proyecto que nos va a ocupar durante los próximos años: la Asamblea Diocesana unida al Año Jubilar concedido por el Papa con motivo del VIII Centenario de nuestra Catedral.
Deberemos vivir este proyecto como un auténtico acontecimiento eclesial, protagonizado por todos los que nos sentimos miembros de la Iglesia de Jesucristo en Burgos. Ese acontecimiento nos hará profundizar en el manantial de la alegría de nuestra vida cristiana, en la eclesialidad de nuestra fe y en el sentido de nuestro testimonio evangélico en el mundo.
A lo largo de los próximos meses iremos comentando diversos aspectos de esta Asamblea al ritmo de sus distintas fases. En este itinerario nos encontraremos todos juntos en un proyecto compartido. Cada uno con su carisma, cada uno desde su lugar, cada uno con sus programas propios, pero viviendo todos lo que algunos denominan la «mística del nosotros»: decir «nosotros» en un acto eclesial puede ser una experiencia mística comunitaria si nos sentimos convocados por el Señor Resucitado, presente en medio de la comunidad y alentados por su Espíritu.
San Juan Pablo II en la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, (1994), convocaba a toda la Iglesia para celebrar el gran Jubileo de la Encarnación, del nacimiento de Jesús. Y señalaba como una de las actividades fundamentales de esa preparación la serie de Sínodos a realizar en los diversos continentes, centrados en la evangelización. El Papa Francisco promueve también una Iglesia sinodal, con la mirada puesta igualmente en la misión y en el anuncio del Evangelio. En ese horizonte nos situamos nosotros con la celebración de la Asamblea Diocesana y del Año Jubilar.
En el encuentro del próximo viernes daremos a conocer el proyecto en sus motivaciones y en sus detalles. Yo presentaré y comentaré la Carta Pastoral de la que ya os hablé hace un par de semanas, explicando la motivación, los presupuestos, los objetivos y las actitudes a adoptar ante la Asamblea y en su realización concreta. Durante los últimos meses han venido trabajando dos comisiones en la planificación del proceso. Se ha procurado un planteamiento claro y sencillo para facilitar que puedan hacerse presentes y tomar la palabra cuantos deseen profundizar su experiencia eclesial y comprometerse con la misión de nuestra Iglesia. Ya recibiremos información sobre los pasos, las fases, la estructura y los modos de participación
Asimismo dedicaremos un tiempo a conocer la situación de nuestro mundo, sus desafíos y posibilidades, para que nuestro discernimiento posterior sea objetivo y realista. Y si en ese escenario nosotros estamos viviendo la fe como un tesoro y como una fuente de alegría, deberemos contemplarlo con mirada lúcida y esperanzada.
Esta es una de las ocasiones en las que yo, como obispo, os invito con especial intensidad para que os hagáis presentes en la Jornada y, si no podéis asistir, para que os intereséis de algún modo y os sintáis protagonistas del proyecto que estamos comenzando.
Tenemos la certeza de que el Señor camina a nuestro lado y seguirá impulsando a su Iglesia en esta hora de la historia. Al empezar el curso pastoral volvemos los ojos a María, Madre nuestra, que nos dice «Haced lo que Él os diga», y lo ponemos todo bajo su maternal protección.