Congreso Nacional de Misiones: Bautizados y enviados
Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)
Estamos estrenando un nuevo curso pastoral que se presenta muy intenso y que exigirá de nosotros, como venimos comentando, muchas respuestas responsables para ir siendo mejores discípulos que caminan alegres con Jesús, y mejores misioneros que anuncian con la palabra y con la vida su Evangelio. Con la ayuda del Señor iremos recorriendo la planificación pastoral diocesana, atentos igualmente a las propuestas y convocatorias de la Iglesia, que susciten en nosotros la revitalización de la fe y del compromiso cristiano.
Una de estas propuestas es el Congreso Nacional de Misiones, un evento importante que la Iglesia española ha organizado de cara al Mes Misionero Extraordinario que fue convocado por el Papa Francisco para este próximo mes de octubre. De esta convocatoria ya os he hablado en alguna ocasión, pero ahora quiero recordar que, según desea el Papa, se pretende «que este Mes Misionero Extraordinario sea un tiempo de gracia intensa y fecunda para promover iniciativas e intensificar de manera especial la oración –alma de toda misión–, el anuncio del Evangelio, la reflexión bíblica y teológica sobre la misión, las obras de caridad cristiana y las acciones concretas de colaboración y de solidaridad entre las Iglesias, de modo que se avive el entusiasmo misionero».
Por ello, en toda la Iglesia se vienen realizando diversos actos para tomar una mayor conciencia de la importancia que la misión específica que llamamos ad gentes, es decir la misión con los que no conocen a Jesucristo, ha de tener en la vida personal, comunitaria y eclesial. Nuestra Iglesia diocesana, con su especial sensibilidad misionera, se ha sumado a este proyecto. Baste recordar los trabajos de la Delegación Diocesana de Misiones, el Simposio organizado este mismo curso por el Instituto de Misionología de nuestra Facultad y la propia Semana de Misionología que celebramos a primeros de julio. Y ahora, que tiene lugar en Madrid la convocatoria del Congreso Nacional de Misiones, deseamos también acudir con una amplia representación diocesana.
Este Congreso tendrá lugar del 19 al 22 de septiembre, con el mismo lema del Mes Misionero Extraordinario: «Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo». Con este lema se quiere subrayar que el envío a la misión es una llamada inherente al bautismo y es para todos los bautizados; que todo cristiano, por el hecho de estar bautizado e incorporado a la vida nueva que Dios nos regala en el bautismo, está convocado a ser misionero, apóstol, evangelizador, ya que la Iglesia, nacida del amor del Padre y gracias al envío del Hijo y del Espíritu, es misionera por naturaleza. «Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo... Si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo para salir a anunciarlo» (EG 120). Además, de cara a la renovación misionera que la Iglesia necesita vivir hoy, importa mucho pensar que la tarea misionera no está solo en continentes lejanos; porque los que no conocen a Jesucristo están también hoy aquí, y hay que suscitar la cercanía y el testimonio personal de la fe en cada circunstancia, por pequeña que sea.
El Congreso quiere ser una experiencia eclesial que nos vaya transformando y ayudando a la conversión misionera de personas y estructuras pastorales. Habrá diversas ponencias y comunicaciones que profundizarán en el lema. También mesas redondas sobre la experiencia misionera contada por obispos misioneros, la aportación de las nuevas realidades eclesiales y la visión que tiene el mundo de tantos misioneros, que están por lugares lejanos entregando su vida a la comunicación del Evangelio por amor a Dios y a todas las personas. Se favorecerá un clima eucarístico y oracional al igual que festivo y lúdico entre los participantes. A partir de ahí, cada diócesis elaborará diversas actividades para intensificar este octubre misionero.
En nuestra diócesis quiero señalar que el próximo día 1 tendremos una celebración en las MM. Salesas para potenciar la oración contemplativa en favor de la misión de la Iglesia. Y, por supuesto, como os digo en mi reciente Carta Pastoral, nos convocamos a un renovado compromiso misionero que habrá de nacer del encuentro con el Señor, de la escucha de su Palabra, de dejarnos cuestionar por Él, de la oración y de la Eucaristía. Porque la experiencia del encuentro con Jesús es para ser comunicada en ese mundo plural que nos rodea con la «dulce y confortadora alegría de evangelizar» (EG, 10).