Tierra, techo, trabajo
Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
El pasado 12 de julio, el Papa concluyó su maratoniano viaje apostólico a Ecuador, Bolivia y Paraguay. Se ha notado que estaba en una tierra que conoce bien. Porque ha hablado su mismo lenguaje y de sus mismos problemas. Lo ha hecho en todas partes. Pero con inusitada fuerza y contundencia en el Discurso a los Movimientos Populares en Santa Cruz. Tenía delante, ciertamente, un país concreto. Pero sus palabras valen para el mundo entero. Porque -como el mismo Pontífice ha recordado- los problemas son hoy mundiales y las respuestas no pueden venir sólo de un determinado país. Todos estamos implicados en la marcha de todos.
Me ha parecido que los lectores de esta columna agradecerán que les trascriba algunas ideas de ese memorable Discurso. Pueden ayudarnos a pensar y a no quedarnos cruzados de brazos. Helas aquí:
1ª) "Las famosas tres T: tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra".
2ª) "Se está castigando a la tierra, a los pueblos y las personas de un modo casi salvaje. Y, detrás de tanto dolor, de tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que san Basilio de Cesarea llamaba 'el estiércol del diablo'. Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad iterhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común".
3ª) "A los dirigentes les pido: sean creativos y nunca pierdan el arraigo a lo cercano. Porque el padre de la mentira sabe usurpar palabras nobles, promover modas intelectuales y adoptar poses ideológicas. Pero si ustedes construyen sobre bases sólidas, sobre las necesidades reales y la experiencia viva de sus hermanos, seguramente no se van a equivocar".
4ª) "La Iglesia no puede ni debe ser ajena a este proceso en el anuncio del Evangelio".
5ª) "Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social ni la propuesta de soluciones a los problemas contemporáneos. Me atrevería a decir que no existe una receta".
6ª) No obstante, "quisiera proponer tres grandes tareas que requieren el decisivo aporte del conjunto de los movimientos populares:1) la primera tarea es proponer una economía al servicio de los Pueblos. 2) "La segunda tarea es unir nuestros Pueblos en el camino de la paz y de la justicia".3) "Y la tercera tarea, tal vez la más importante que debemos asumir hoy, es defender la Madre Tierra. La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. Sobre este tema me he expresado debidamente en la Carta encíclica 'Laudato si'.".
7ª) "Para finalizar, quisiera decirles nuevamente: el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos; en su capacidad de organizar y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio. Les acompaño.
Y cada uno digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez".
En el tono y en el fondo son palabras de profeta. Vale la pena escucharlas.