La Rerum Novarum de la Ecología
Francisco Gil Hellín (Arzobispo de Burgos)
El jueves 18 de junio, el papa Francisco publicó su segunda encíclica, titulada 'Laudato si', mi Signore' (Alabado seas, mi Señor). El tema que aborda es muy actual: El cuidado de la casa común, es decir, de la creación. Esto explica que los destinatarios sean, a diferencia de lo que suele ocurrir con la mayor parte de las encíclicas, no sólo los católicos sino todos los hombres. El Papa ha querido que en sus reflexiones sobre lo creado quepan todos sin excepción alguna, como todos cupieron en el proyecto creatural de Dios.
El documento es muy amplio, pues comprende unas doscientas páginas. El estilo es sencillo y muy cercano al hombre de la calle, aunque haya algunos temas más complejos. Está dividido en seis grandes capítulos, a los que precede una pequeña introducción y siguen dos oraciones: una 'por nuestra tierra' y otra que es una 'oración cristiana con la creación'.
Al principio del documento, el mismo Papa ofrece una panorámica de los temas que aborda en cada uno de los capítulos así como la concatenación que existe entre ellos.
En primer lugar, el Papa hace un recorrido por los distintos aspectos de la actual crisis ecológica, con el fin de recoger los mejores frutos de la investigación científica actual y dejarnos interpelar por ella en profundidad. De este modo, se da una base concreta al itinerario ético y espiritual.
Partiendo de esta mirada, el Papa retoma algunos argumentos que se desprenden de la tradición judeo-cristiana, con el fin de dar mayor coherencia a nuestro compromiso con el medio ambiente.
En un tercer momento, trata de llegar hasta las raíces de la situación actual. Porque es muy importante no quedarse en los síntomas sino ir a las causas más profundas.
Teniendo en cuenta todo esto, el Papa propone una ecología que incorpore el lugar peculiar de la persona humana en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo circunda.
A la luz de esta reflexión avanza algunas líneas de diálogo y de acción que involucren tanto a cada uno de los individuos como a la política internacional.
Finalmente, propone algunas líneas de maduración humana inspiradas en el tesoro de la experiencia espiritual cristiana. Francisco tiene la mirada puesta en el horizonte de un cambio profundo, el cual necesita motivaciones y un itinerario educativo.
Dentro de este amplio marco se enmarcan multitud de cuestiones: el calentamiento y efecto invernadero, el aumento del nivel del mar, los obstáculos para acceder al agua, las especies que ya han desaparecido, la reducción del tráfico, el uso debido de la luz, las presiones interesadas para limitar la natalidad, la centralidad del hombre, la defensa del embrión humano, los límites de la propiedad privada, el dominio mundial de las finanzas y un largo etcétera.
En esta presentación rápida y de urgencia, quisiera señalar tres criterios de lectura de esta encíclica, que algunos ya han calificado como la "Rerum novarum de la ecología del siglo XXI". Son estos: 1) Dios creador es la clave de lectura y comprensión de todo este largo documento; 2) Los hombres y mujeres de hoy no somos los dueños absolutos de la creación sino unos administradores responsables y que miran al futuro; 3) el centro de la ecología es el hombre. Quizás podría añadir este otro: el documento hay que asumirlo en toda su integridad sin hacer selección de unos temas y exclusión de otros, según los propios criterios e intereses.
Animo a todos a leerlo con afecto y buena voluntad.