¡Felices Vacaciones!

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

Al finalizar este primer curso con vosotros, que para mí también ha sido muy intenso, aprecio el valor y la necesidad de las vacaciones como tiempo de reposo, de descanso, y de crecimiento en otras dimensiones humanas, como lo habéis experimentado los que ya las habéis disfrutado o comprobaréis los que en breve las vais a iniciar.

Para los cristianos, la alternancia entre trabajo y descanso, propia de la naturaleza huímana, es querida por Dios mismo. El descanso es algo ‘sagrado', siendo para la persona la condición para liberarse de la serie, a veces excesivamente absorbente, de los compromisos terrenos y tomar conciencia de que todo es obra de Dios; también para poner orden en la vida de cada día y dar importancia a lo que es verdaderamente esencial. Gracias al descanso, semanal y vacacional, las preocupaciones y tareas cotidianas pueden encontrar su justa dimensión: las cosas materiales por las cuales nos inquietamos dejan paso a los valores del espíritu; las personas con las que convivimos recuperan, en el encuentro y en el diálogo más sereno, su verdadero rostro. Las mismas bellezas de la naturaleza, deterioradas tantas veces por una lógica de dominio que se vuelve contra el hombre, pueden ser descubiertas, gustadas y contempladas profundamente.

Por ello, las vacaciones son días y semanas abiertos a experiencias varias que las ocupaciones habituales hacen más difíciles: visitar a los amigos, conocer nuevas tierras, descansar en el monte o en la playa, convivir con la familia, estar más tiempo con los ancianos, con los que están solos... Muchos volveréis a vuestros pueblos de origen y os animo, como sé que hacéis frecuentemente, a colaborar en las actividades comunes, especialmente en las fiestas patronales, porque ello contribuye a cultivar las amistades y la vida social.

Sé que algunos de vosotros marcháis a otras latitudes. Unos, para conocer otras culturas y regiones del mundo. Otros, a fin de dedicar vuestro tiempo y vuestras energías a proyectos de ayuda múltiple en ámbitos más necesitados. Incluso hay también personas que se embarcan en proyectos misioneros durante esta época. El turismo, a escala internacional, es ya un fenómeno generalizado y positivo si se practica con actitud respetuosa en orden a un mutuo enriquecimiento cultural, evitando ostentaciones y derroches y buscando la comunicación humana. Por otro lado, el conocimiento directo de la vida misionera y sus comunidades cristianas puede enriquecer y dar vigor a la fe personal y diocesana.

Qué duda cabe que hemos de recordar especialmente a todos aquellos que no pueden gozar de las vacaciones por motivos de enfermedad, personal o familiar, o por problemas económicos. Es importante que busquemos y encontremos cauces para expresar, también en este tiempo, gestos de misericordia y solidaridad hacia ellos.Yhemos de ser comprensivos y agradecidos con todos aquellos que, de modo especial, trabajan durante esta época para hacer feliz el descanso de los demás.

Del mismo modo, a todos aquellos que trabajamos en tareas pastorales diversas en nuestra Iglesia de Burgos nos vendrá bien un tiempo de más serenidad y sosiego. A veces, la multitud de ocupaciones quede hacemos perder la perspectiva delo que nos traemos entre manos; y es preciso resituar la mirada y renovar la esperanza ylas fuerzas que hemos de seguir poniendo al servicio del Evangelio. Aprovecho esta ocasión para reiteraros una vez más mi profundo agradecimiento. Taanién, aunque ya lo hayáis hecho a diversos niveles, será oportuna una mirada pausada a nuestra colaboración eclesial para comunicar la alegría de la fe; siempre se puede hacer más, pero os invito a superar posturas pesimistas y a descubrir el paso del Espíritu, recordando que es Cristo quien ha tomado la iniciativa en amarnos y camina con nosotros.Y desde ahí, renovar nuestro compromiso y celebrar cada pequeño paso adelante en el camino de la evangelización.

Por último, me gusta compartir con vosotros algo que decía San Iuan Crisóstomo: que nadie puede sentirse extranjero cuando celebra la Eucaristía en cualquier parte del mundo. El verano, allá donde estemos, puede ser una buena oportunidad para vivir más conscientemente la presencia del Señor en nuestras vidas; Él, que ha venido para que tengamos vida, y Vida en abundancia. Así, nuestro canto se tornará agradecido, uniéndonos a una de las plegarias eucaristicas: «te glorificamos, Padre santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de su amor».

Con mis mejores deseos y mi bendición, ¡felices vacaciones!

Parroquia Sagrada Familia