Ahora por currículo
Jesús María Villaverde Beato (Sacerdote)
Al unísono, como si alguien hubiese hecho el disparo de salida y ese mismo alguien hubiese repartido entre los participantes unas octavillas precisando lo que hay que gritar para mantener acompasadas las filas, algunos se han puesto a resumir el currículo de religión católica con frases como «se va a volver a hacer rezar a los niños en los colegios», «no se va hablar de otras religiones en las clases de religión católica» o «se va a volver a decir a los niños que Dios existe y que nos quiere»... Estamos, dicen, en la sociedad de la información pero se ve que algunos se han apuntado a transmitir lo que otros dicen sin tomarse la precaución de acudir antes a las fuentes para beber y... entender. Los currículos de religión católica han sido publicados en el BOE del pasado día 24 de febrero. Y a lo largo del texto se expresan, en acertada síntesis, lo que importa enseñar en materia de Religión en los distintos niveles de la enseñanza.
Lean, por favor, el texto; verán que en ningún momento se dice que vaya a ser un estándar de aprendizaje el que los niños recen en clase; lo único que dice -léanlo, por favor- es que, entre otras muchas cosas, el alumno debe ser «capaz de memorizar y reproducir fórmulas sencillas de petición y agradecimiento».
Cuando yo era pequeño se me enseñó que 'rezar' era elevar el alma a Dios, no que uno fuese capaz de memorizar y reproducir una fórmula de petición o de agradecimiento. Lo que hace, pues, el currículo es, simple y acertadamente, recordar la importancia de memorizar cuando se quiere aprender lo que es la religión. ¿Acaso no se deben aprender también de memoria las tablas de sumar, restar...?, ¿Acaso no es bueno que, cuando los muchachos estudian literatura, sean capaces de memorizar y repetir fragmentos de poesía o poesías completas? ¿Acaso no es conveniente para la educación que el alumno sea capaz de aprender de memoria las grandes fechas de la historia?...
Y ¿qué decir de la 'pega' de que en los currículos de religión católica no se hable de la religión hindú o de la musulmana o de la judía? Pues simplemente la verdad: que han quitado horas a la enseñanza de la religión y que a duras penas se puede dar el programa de los contenidos católicos. ¿De verdad es mucha pega que en el currículo de religión católica no se hable del judaísmo o del islam o del hinduismo? ¿Nos estamos volviendo locos?
Para mi, y creo que para muchos también, lo que hay detrás de esta artificial polémica no es sino la inquina vieja y mal disimulada de algunos contra la clase de Religión en la escuela y, si me apuran, contra la religión en general. Por eso, como es ahora el caso, lo de menos es el peso de los argumentos con que se ataca; lo que realmente importa es «atacar».
Vengo siguiendo desde hace años, demasiados, las idas y venidas de las distintas polémicas que se han intentado suscitar sobre el tema de las clases de religión en la escuela. Y vengo observando que, curiosamente, es sólo contra la Religión cristiana-católica contra la que, con una disculpa u otra, se lanzan ataques. Los que han iniciado esta vez la polémica ¿no se han enterado de que en la escuela pública hay también clases de religión evangélica e islámica? ¿No es extraño que las polémicas sobre la clase de religión en la escuela se centren sólo en la clase de religión católica, que es precisamente la que explica gran parte de la cultura en la que vivimos? ¿No es muy extraño?... ¿Las demás no son "religión-en-la-escuela"? Y no digo esto, entiéndaseme, para que la discusión se extienda a otras confesiones religiosas; lo digo porque me da la impresión de que contra lo que se está no es contra la religión en la escuela sino más bien contra la Religión-Católica-en-la-escuela.
Sería bueno que, de una vez por todas se cerrase este cansino debate sobre la clase de religión ateniéndonos todos a las reglas de juego dadas y aceptadas democráticamente. ¿Qué sentido tiene seguir discutiendo sobre la necesidad de una asignatura que está suficientemente fundamentada en la voluntad renovada de un 63,50 % de padres de familia que, libremente, manifiestan su deseo de que su hijo se eduque en religión católica, en el art. 26,3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 27,3 de la Constitución española y en los artículos 1 y 2 de los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede sobre enseñanzas y asuntos culturales que fue suscrito en tiempos ya de nuestra democracia? Y algo más: ¿Qué sentido tiene, si no es el de imponer la propia ideología a los demás, que protesten contra la clase de religión padres cuyos hijos no van a recibirla ya que no la han solicitado?
Termino: un currículo de religiones sin más puede prescindir de la enseñanza del alma de la religión católica; un currículo, sin embargo, que sea de religión católica debe insistir, y con toda claridad, en las ideas, personas, gestos, fórmulas e historias propios de la religión católica; no hacerlo sería un fraude a los padres que quieren que sus hijos sean educados, precisamente en eso, en la religión católica.