Santo Domingo de Guzmán, a los 800 años de su fallecimiento

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

«Tened caridad, conservad la humildad y poseed la pobreza voluntaria». Detrás de este mandato de amor, se encuentra la mirada de un hombre sencillo, un evangelizador compasivo y un predicador infatigable: santo Domingo de Guzmán.

La profunda y ejemplar vida de este fundador y organizador de la Orden de Predicadores, nacido en la localidad burgalesa de Caleruega en 1170, cumple 800 años desde el día de su fallecimiento. Esta celebración del patrón de nuestra provincia muestra el camino a seguir para quien quiera llevar la Palabra de Dios a esos corazones que nunca tuvieron la oportunidad de escucharla.

El testimonio de vida cristiana «es la primera e insustituible forma de evangelización», repetía este apóstol de la fraternidad, consciente de que «el trigo amontonado se pudre». Y así gastó el resto de su vida: viviendo en Cristo, sembrando caridad, contemplando los silencios heridos, construyendo el Reino sin imponer más cargas de las indispensables (Hch 15,28), configurándose con Dios en la carne apenada de los sufrientes, consumiéndose por la Iglesia desde el primero hasta el último de los rincones donde fuera necesaria la mano compasiva del Señor.

La Iglesia, bajo la estela del Espíritu Santo que habita en quienes le aman (1 Cor 3, 16), siempre fue la casa de santo Domingo. Y, en el «Espíritu de la verdad», tras el eco que guía «a la verdad plena» (Jn 16,13), iba construyendo la Iglesia, el precioso Cuerpo de Cristo. Y ahí se quedó tantas y tantas veces, donde el silencio –a veces incomprendido– se hacía confianza. Porque sabía que Dios, con quien compartía desde muy pequeño su intimidad, nunca iba a defraudarle.

Nacido en una familia profundamente creyente y muy encumbrada, jamás se dejó seducir por las mieles de la fama, la ostentación o la opulencia. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Legado que él jamás deseó heredar, tras estudiar Humanidades, Filosofía y Teología y ser profesor del Estudio General de Palencia.

Al consumar sus cuatro cursos de Docencia y Magisterio, con veintiocho años de edad, se recogió en su Cabildo, en el que el obispo le encomienda la presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de vicario general de la misma. En 1215 establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores para remediar los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad. En 1216, el Papa Honorio III confirma la Orden. Tras varios años, con la Orden perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, después de una breve enfermedad, Domingo muere el 6 de agosto de 1221, a los 52 años de edad. Fallece en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. Sería canonizado en 1234 por el Papa Gregorio IX.

800 años de la muerte de un hombre bueno y entregado, santo Domingo de Guzmán, patrón de nuestra provincia y fundador de la Orden de predicadores. 800 años que coinciden con los de nuestra catedral. María es «modelo de todos los discípulos y evangelizadores por su testimonio de oración, de escucha de la Palabra de Dios y de pronta y fiel disponibilidad al servicio del Reino hasta la cruz», dejó escrito el fundador de los dominicos. Desde ese amor incomparable que nace en la ternura de una Madre, de Jesús y nuestra, aprendemos a mirar donde la fe se hace inagotable. Con la mirada puesta en santo Domingo de Guzmán, desde su incansable testimonio, aprendamos a ser contemplativos como él: una misión que depende de la grandeza del corazón.

Con gran afecto, os deseo una feliz celebración de nuestro santo patrono.

Parroquia Sagrada Familia