Una invitación para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad.
Una propuesta para alcanzar la conversión del corazón a través de la oración, la limosna y el ayuno.
Un momento de preparase para renovar las promesas del bautismo, tomando conciencia de que ser bautizados implica llevar el nombre de “cristianos”.
Una ocasión para escuchar la Palabra de Dios.
Una ocasión para pararnos ante el hermano herido.
Una oportunidad para reconciliarse con Dios, con uno mismo y con los hermanos.
"Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido" (papa Francisco)
En este tiempo de conversión, el papa Francisco, en su Mensaje para la Cuaresma, nos exhorta a mirar a Dios y a los hermanos. "Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad".
El Santo Padre recuerda que "también hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen".