Evangelio del domingo, 27 de septiembre de 2020

En el evangelio de hoy se nos recuerda que en el trabajo las acciones hablan más fuerte que las palabras. Muchas organizaciones tienen una declaración de objetivos que dice que sus propósitos principales son el servicio al cliente, la calidad del producto, la integridad civil, las personas como prioridad y cosas similares. Sin embargo, el servicio, la calidad y la integridad de muchas de esas organizaciones son deficientes, igual que las relaciones con sus empleados.

Los individuos pueden hacer lo mismo, elogiando sus planes pero fallando al implementarlos. Las organizaciones y los individuos que caen en esta trampa pueden tener buenas intenciones y puede que no reconozcan que no están viviendo a la altura de su propia retórica. Los lugares de trabajo necesitan tanto sistemas eficientes para implementar su misión y metas, como sistemas de monitoreo imparciales que den una retroalimentación sin adornos.

Jesús cuenta esta historia a los jefes del pueblo, afirmando con claridad que son ellos que no han querido escuchar la voz de Dios a través de Juan y que por esto, en el Reino de los cielos serán superados por publicanos y prostitutas, que en cambio han creído en Juan.

Y el escándalo suscitado por esta última afirmación del Evangelio de hoy es idéntico a aquel de tantos cristianos que se sienten "puros" solo porque van a misa y hacen la comunión. Pero Dios tiene necesidad de otra cosa.
Si tu corazón no es un corazón arrepentido, si no escuchas al Señor, no aceptas las correcciones y no confías en Él, tienes un corazón no arrepentido.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»

Jesús les dijo:

«Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

Parroquia Sagrada Familia