Evangelio del Domingo, 23 de Agosto de 2015
Por fin subimos el último peldaño del capítulo sexto del evangelio de san Juan. Y la ascensión no puede terminar de modo más decepcionante: "Este modo de hablar es inaceptable", dicen muchos discípulos. Y tornan esta trágica decisión: "Desde aquel día muchos dejaron de ir con él".
Jesús no rebaja la verdad ni las exigencias de sus palabras para atraerse a los decepcionados. Se ratifica en que hay que entender según suena -no de modo figurado-, que "el pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo" y que sólo "quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna "Yo le resucitaré en el último día". Pero le duele la reacción de quienes le abandonan. Por eso, se dirige a Pedro, en estos términos: "¿También vosotros queréis marcharos?" La reacción de Pedro es una profunda confesión de fe: "Señor, ¿a quién podríamos ir? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creernos y sabemos que Tú eres el Santo consagrado por Dios".
Pedro no había comprendido hasta el fondo las palabras que Jesús. Pero se fio de Él. Ha comprendido quién es el que lo ha dicho. Y se ha fiado de él. Esto es tener fe. ¡Tremenda actualidad la reacción de los discípulos que abandonaron a Jesús! Hoy no le abandonan algunos, como ocurrió en Cafarnaún. Le abandonan naciones enteras, La nuestra, sin ir más lejos.
Unas veces es porque no creen en la Iglesia, otras por otros motivos. Pero la forma más común de este alejamiento -del ateísmo- es porque se rechaza "jugar fuera de casa", situarse más allá del terreno familiar de la razón. Pero "creer" -como ha escrito Kierkegaard- es adentrarse en alta mar, allí donde por encima de ti sólo está el cielo y debajo de ti setenta capas de agua; es realizar un acto por el que uno se echa del todo en los brazos del absoluto".
Creer es fiarse de Dios más que de nuestra razón. Fiarse, aunque no veamos; más aún, aunque nos parezca ver otra cosa. Por eso la fe tiene tanto valor. Tú ¿te fías de Jesús -como Pedro- o eres de los que vuelven la espalda, creyendo que eso es lo razonable?
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69):
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.»
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?»
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»