Evangelio del domingo, 1 de diciembre de 2019
Hoy comienza el tiempo de Adviento, los cuatro domingos de preparación para la Navidad. Es normal que el mensaje sea insistente: Estad atentos, estad preparados, velad.
El evangelio de Mateo nos viene a decir que nos tomemos en serio nuestra fe, nuestro ser cristianos. Que Dios sea bueno no quiere decir que sea un buenazo; que esté dispuesto a perdonarlo todo no significa que no le importe lo que hagamos. El amor de Dios es amor-educador, que llama la atención cuando tiene que hacerlo, y que no deja pasar lo malo como si fuese bueno. Este es el sentido de la imagen de Dios Juez.
Los discípulos querían saber cuándo iba a ser el juicio de Dios, cuándo terminaría la historia. Jesús insiste mucho en que ni se sabe ni se puede saber. No da ninguna pista numérica ni enigmática para que ahora la interpretemos con complicadas operaciones y adivinemos la fecha del fin del mundo. Para él queda claro: Ni lo sabemos ni lo sabremos. Dios interviene en la historia cuando lo cree oportuno, y no tiene que pedirnos permiso.
Lo que de verdad importa es la actitud con la que debe vivir cada día el cristiano; actitud de vigilancia, de espera, de escucha de la palabra, de atención al mensaje de Jesús.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».