Evangelio del Domingo, 19 de febrero de 2017
El evangelio de este domingo nos pide hacer una locura. Más aún, una gran locura. Porque no se contenta con pedirnos que no seamos vengativos ni que perdonemos siempre sino que nos manda amar a los enemigos y rezar por ellos. Nuestro instinto e inclinaciones van por otro camino. Lo que nos pide el cuerpo es: "Me las has hecho, me la pagarás doblada". Es decir, la ley de la venganza. O, cuando menos, que no hagamos un favor al que nos ha causado un perjuicio. Jesús va mucho más lejos y nos pide algo que supera completamente nuestras fuerzas: "Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen".
Si ya era un gran avance la "ley del talión" -"ojo por ojo, diente por diente", es decir, no extralimitarse respecto al daño infligido- todavía entraba dentro de los cálculos humanos de la generosidad o bonhomía. Pero lo que pide Jesús es incomparablemente más. Jesús pide que amenos al que nos hace daño, al que nos quita la fama, al que puede haber matado a nuestro padre o a nuestro hijo, al que nos ha puesto en la lista negra, al que nos hace la vida imposible. ¿Dónde queda el odio, la malquerencia, el desprecio y ese largo etcétera que envenena la convivencia diaria de quienes tienen ideas políticas, sociales, económicas o religiosas no sólo distintas sino opuestas?
Jesús sabía lo que decía y la revolución que su doctrina suponía para un mundo destrozado por las guerras, muertes, violencias e injusticias. Por otra parte, no era un teórico ni un utópico. Años más tarde, tendría ocasión de demostrar que no pedía imposibles sino heroicidades. ¿Qué hizo él, cuando sus enemigos, no contentos con clavarle en una cruz, se reían de él y le desafiaban a que probara su divinidad bajando de aquel suplicio? Su respuesta no fue fulminarlos con un rayo ni pedir a su Padre que enviara una legión de ángeles que acabara con aquella tropa encanallada. Su respuesta fue la que nos pide hoy en el Evangelio: "Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen, ¿Qué pasaría en el mundo si tú y yo, y todos los que nos llamamos cristianos, viviéramos de verdad el "amada vuestros enemigos y rezad por ellos?".
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles?
Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».