Evangelio del Domingo, 22 de enero de 2017

En este fin de semana quiero tenerte especialmente presente Señor. Dejo de lado mis afanes y preocupaciones. Salgo de mí y entro en Ti. Salgo de mi silencio y me pongo a la esucha de tu Palabra.

El Señor nos habla a cada uno de nosotros con un acento particular. El Señor es la luz y el Señor viene a iluminar nuestros corazones, hay que dejarlo entrar. Que Él ilumine toda nuestra realidad. A veces se puede vivir en la oscuridad porque no se quiere aceptar el propio pecado y la propia debilidad; no se quiere ver el camino que está indicando el Señor y se prefiere una vida sin muchas complicaciones. Se prefiere vivir en la oscuridad que salir de ella.

A veces se puede creer que la conversión es imposible, que aún estamos muy lejos, que el camino es largo y cansado pero, qué vida es fácil. Toda elección comporta una renuncia, o mejor, toda elección comporta un camino. Los discípulos que siguieron a Jesús, antes que renunciar a sus redes, a su pequeño mundo, se encontraron con una vocación más grande y maravillosa.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,12-23):

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retirá a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos,porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Parroquia Sagrada Familia