Evangelio del Domingo, 16 de octubre de 2016

Cuántas veces me pregunto, ¿creo en Ti realmente? Cuando llegan las dificultades y cuando parece que me hundo me olvido de Ti. Me falta la fe que tampoco tenía Pedro. Muchas veces pienso que me falta la fe cuando veo a mi hermano. Cuántas veces, Señor, veo a mi prójimo y me fijo en sus defectos. Cuando me enfado no sé controlarme, porque no te veo en los demás. No sé tener esa delicadeza. Y me pregunto si cuando llegue la hora de mi muerte encontrarás fe en mi corazón.

Te pido, Jesús, que me hagas sencillo, que te vea en los demás. Dame una fe grande para que sepa salir de mí mismo, me dé cuenta de la maravilla que hay en mis hermanos y no vea sólo lo malo. Que sepa servir a los demás porque, cuando los sirvo, es a Ti a quien sirvo. Cuando no vea nada y sienta que me hundo en el fondo del mar; cuando vea que me faltan las fuerzas y no puedo seguir caminando, dame Tú las fuerzas, dame la fe.

Sin duda que de tu mano puedo caminar por las aguas y multiplicar los panes. A tu lado podré llevar tu amor a numerosas personas necesitadas. Con tus fuerzas podré hacer muchos milagros. Déjame llegar al final de mi vida habiendo vivido con una mirada llena de fe. No dejes que me canse. Quiero dar mi vida por Ti y por las almas. Quiero llegar a la meta.

“Luchar, rezar siempre ¡Pero no para convencer al Señor a fuerza de palabras! ¡Él sabe mejor que nosotros qué necesitamos! Más bien la oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, en cada momento, para vencer al mal con el bien”.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

Parroquia Sagrada Familia