Evangelio del Domingo, 8 de Mayo de 2016

Todos los años en este día de la Ascensión de Jesús al cielo la 1ª lectura nos narra dicho suceso según el comienzo del libro de los “Hechos de los apóstoles” narrado por san Lucas. Pero este año, al ser el ciclo C, también es el evangelio de Lucas, quien al final nos dice de una manera sencilla que Jesús subió al cielo.

Lo dice unido a la aparición a sus discípulos en la tarde-noche del día del domingo de la resurrección. De hecho la Ascensión es un suceso espiritual no visible que está unido íntimamente con la resurrección. Si Cristo resucita, es glorificado totalmente y por lo tanto está ya con su Padre. San Lucas, como dice al comenzar el evangelio, quiere escribir todo lo relativo a Jesús y la Iglesia para bien de todos nosotros. Su obra la divide en dos partes. En la primera narra los hechos de Jesús hasta la subida al cielo. La segunda comienza con esta subida. En realidad la “subida” tiene mucho de simbolismo y de enseñanza catequética. Lo importante es el mensaje que transmite.

La Ascensión es el término de una época y el comienzo de otra. En el evangelio acentúa el final de la época visible de Jesús. Es por lo tanto como una “Doxología” o glorificación de Jesús. Es el poner un punto glorioso en el final de la estancia de Jesús entre los apóstoles. La descripción del comienzo del libro de los “Hechos” es como el punto de partida para la expansión misionera de la Iglesia. En esto coincide más con el final del evangelio de Mateo y Marcos. En la descripción, donde hay mucho de simbolismo, se nos habla de los 40 días de catequesis que tiene Jesús con los apóstoles. 40 es un número bíblico de preparación. Por ello la despedida de Jesús ya no tiene la tristeza de la Ultima Cena, sino que los apóstoles se sienten contentos. Por eso Jesús “les bendice”. Era una fórmula de despedida en la paz y en el amor.

Es la alegría de esta nueva época que comienza, donde Cristo permanece invisible y la Iglesia se sentirá ayudada por el Espíritu Santo. Esto es tan importante para la Iglesia que el próximo domingo contemplaremos la venida del Espíritu sobre los apóstoles. Comienza la nueva época de la Iglesia. Hoy los ángeles les dicen a los apóstoles que no se queden mirando al cielo, sino que sigan aquí el encargo del Señor.

La fiesta de la Ascensión es como la fiesta de la glorificación de Jesús. Si sube al cielo para estar con su Padre, es porque primero se humilló y bajó obedeciendo hasta recibir desprecios, condena y muerte. Ahora sube al cielo para prepararnos un lugar en la casa del Padre, como se lo había prometido a los apóstoles. En el evangelio nos dice cómo Jesús les recordaba algunas de las instrucciones principales, una de ellas era el haber sido necesario padecer para poder tener la resurrección y glorificación.

Aunque Jesús, por medio de los ángeles, les dice a los apóstoles que no miren tanto al cielo, era una manera de hablar de que ya llegaba el momento de mirar a la tierra, a toda la tierra para evangelizar. Pero para nosotros es una ocasión para mirar un poco más al cielo. Desgraciadamente se mira demasiado a la tierra y a los intereses de la tierra. En este día sintamos que debemos mirar un poco más allí donde está Jesús esperándonos. De esta manera nuestras obras estarán más proporcionadas a lo necesario para poder un día entrar y permanecer con Cristo, con la Virgen...

San Lucas, que es el evangelista más instruido en el sentido literario, describe la Ascensión del Señor recordando las grandes exaltaciones de personajes históricos, como el final de Elías, que es llevado por un carro de fuego. El mensaje es que Jesús merece todo poder y gloria, que ya había recibido desde el momento de la resurrección; pero que ahora con palabras materiales se pretende describir para que nuestro corazón vibre al unísono del entusiasmo que debían tener los apóstoles.

Ellos se volvieron para seguir construyendo el reino de Dios en la tierra, reino de paz y de amor, continuando el trabajo de Jesús en su época visible. Es lo que nos compete a los que queremos ser discípulos de Jesucristo.

 

Evangelio según san Lucas (24,46-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»

Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Parroquia Sagrada Familia