Evangelio del domingo, 26 de enero de 2025

Jesús proclama: «El Espíritu del Señor sobre mí, […] me ha enviado para anunciar a los pobres la Buena Nueva» es decir un anuncio de leticia, de alegría. Buena Nueva: no se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda historia de amor para compartir. Testimoniar a Jesús, hacer algo por los otros en su nombre, es decir entre las líneas de la vida haber recibido un don tan hermoso que ninguna palabra basta para expresarlo. Sin embargo, cuando falta la alegría, el Evangelio no pasa, porque este ―lo dice la palabra misma― es buena nueva, y Evangelio quiere decir buena nueva, anuncio de alegría. Un cristiano triste puede hablar de cosas muy hermosas, pero todo es vano si el anuncio que transmite no es alegre. Decía un pensador: “un cristiano triste es un triste cristiano”: no olvidar esto.

Audiencia general, 25 de enero de 2023.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 1-4. 4, 14-21

Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado.

(Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.

Parroquia Sagrada Familia