Evangelio del domingo, 29 de octubre de 2023
Estamos en Jericó, ciudad cosmopolita, multiétnica y rica en dinero y vicios. Aquí vive Zaqueo. Es ‘publicano’, es decir, recaudador de impuestos. Es muy rico, porque es el ‘jefe’ de todos los de su oficio que hay en la ciudad. Todo el mundo le conoce y considera «pecador público», pues cobra los impuestos para el poder invasor: Roma. Con todo, no es una manzana completamente podrida.
En el hondón de su alma hay una cierta nostalgia de Dios, una cierta nostalgia del bien. Por eso, al oír que Jesús se encuentra en la ciudad para subir a Jerusalén, corre a subirse a un árbol para verle, porque es muy pequeño de estatura. Cuando llega Jesús, se detiene y le dice: «Zaqueo, baja enseguida porque quiero comer contigo en tu casa». El escándalo que se monta es más que mayúsculo. Jesús lo sabe, pero arriesga. Y gana la partida.
Ya en casa, en un momento del convite, Zaqueo se pone en pie y dice a Jesús: «Mira, si a alguno he robado, le devolveré el doble y al que haya estafado, le devolveré cuatro veces más». El amor de Dios, hecho misericordia sincera, ha derretido la miseria de Zaqueo. Jesús apostilla: «Hoy ha sido la salvación de esta casa. También éste es hijo de Abrahán».
Todos somos un poco o un mucho Zaqueo, aunque no seamos ricos ni recaudadores de impuestos. Todos, también, llevamos en el fondo del alma la nostalgia de Dios, la nostalgia de una vida recta, de una existencia que valga la pena. Hoy pasa Jesús junto a nosotros y nos ofrece su amor misericordioso. ¡Ojalá lo acojamos con el mismo gozo y sinceridad que el Zaqueo de Jericó!
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Palabra del Señor