Una mirada al mundo rural desde el corazón
Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)
Queridos hermanos y hermanas:
Acabamos de bendecir nuestros campos en la festividad de San Isidro Labrador. La tierra extensa que cultivamos y los pequeños núcleos rurales que lo jalonan nos recuerdan a Nazaret, el lugar donde Jesús creció y aprendió el arte de vivir su humanidad junto a María y a José; era un pequeño pueblo asentado en la ladera de una colina, habitado por pocas familias. Hoy, desde lo humilde, lo sencillo y lo pequeño, ponemos la mirada desde el corazón al mundo rural. La pastoral que en él se desarrolla está arraigada en el cuidado de comunidades pequeñas, en el servicio silencioso y constante de sacerdotes que se multiplican en sus tareas y laicos que colaboran generosamente para que la llama de la fe continúe iluminando los campos y sus gentes.
La pastoral en el mundo rural es una escuela inestimable de generosidad. Un Evangelio escrito desde la escucha, desde la confianza y desde pequeños detalles de amor y de servicio que, como decía san Juan de la Cruz, «solo con amor se pagan». La Iglesia, como madre, esposa y maestra, se hace camino, verdad y vida en esta realidad humilde a la que Dios nos envía como pastores, discípulos y misioneros para nutrir de su vida nueva la capilaridad del Pueblo de Dios con la savia del Evangelio que inunda los pliegues y llanuras de nuestra tierra.