La Iglesia siempre, pero con una especial urgencia en nuestro tiempo, está abocada a asumir con generosidad la tarea de la evangelización. Y sois los jóvenes quienes tomáis el testigo para hacerlo posible a partir de ahora.
Los cristianos debemos dar razón de nuestra fe y nuestra esperanza, construyendo nuestra vida sobre la base firme que encontramos en el Evangelio de Cristo. Para ello, resulta particularmente importante que nos paremos a contemplar el lugar que ocupa el bautismo como fundamento en los sacramentos de la vida cristiana y de la misión de la Iglesia.
Pablo, el llamado Apóstol de los Gentiles, es decir, de aquellos que nunca habían oído hablar del Dios de Israel, comenzó su predicación y su vida misionera después de su bautismo. Vamos a acercarnos a su figura, la cual se actualiza en cada cristiano convertido a Cristo, que, tanto ayer como hoy, está llamado y enviado, por el hecho de ser bautizado, a la misión de anunciar la Buena Noticia de Dios.
Oración del Mes Misionero Extraordinario
Padre nuestro, tu Hijo Unigénito Jesucristo resucitado de entre los muertos encomendó a sus discípulos el mandato de "id y haced discípulos a todas las gentes".
Tú nos recuerdas que a través de nuestro bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia.
Por los dones de tu Santo Espíritu, concédeno la gracia de ser testigos del Evangelio, valientes y tenaces, para que la misión encomendada a la Iglesia, que aún está lejos de ser completada, pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces que traigan vida y luz al mundo.
Ayúdanos a hacer que todos los pueblos puedan experimentar el amor salvífico y la misericordia de Jesucristo, Él que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.