Hoy la Iglesia nos invita a mirar hacia el misterio de la muerte y de la esperanza. En esta Día de los Fieles Difuntos, experimentamos la comunión con todos aquellos que ya han pasado de esta vida y confiamos en el amor misericordioso de Dios.
Según la enseñanza de la Iglesia, “desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor… para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios”.
Y se nos recuerda que esta conmemoración “abarca todo el misterio de la existencia humana… nuestra fe en Cristo nos asegura que Dios es nuestro Padre bueno …”
No se trata únicamente de recordar la muerte, sino de afirmar la vida; afirmar que la muerte no tiene la última palabra, porque Cristo la venció. En esta jornada, abramos el corazón al consuelo y a la esperanza, renovemos nuestra confianza en aquel que es “el Resucitado” y solidaricémonos con quienes viven la espera del Reino.
Que esta conmemoración nos impulse a vivir cada día con más amor, a unirnos unos a otros en oración, y a ser testigos de la esperanza que brota en Cristo.
Descansen en paz todos los fieles que han partido, en la certeza de que el amor de Dios los acompaña.