Mensaje de saludo a los burgaleses
Fidel Herráez Vegas (Arzobispo Electo de Burgos)
Queridos hermanos todos de la archidiócesis de Burgos:
El Santo Padre me envía a Burgos, como sabéis, encomendándome el cuidado pastoral de esa ya querida diócesis.
Doy gracias a Dios y en Él me apoyo firmemente para la misión que me confía, me pongo y os pongo en sus manos amorosas de Padre y, en espera de que llegue el momento de encontrarnos, quiero enviaros mi saludo entrañable, fraterno, cordial y muy cercano. Este saludo que envío para todos, me gustaría que lo recibierais como dirigido personalmente a cada uno de vosotros: a Mons. Francisco Gil Hellín, querido hermano, que ha sido vuestro Arzobispo casi 14 años y es ahora vuestro Administrador Apostólico, a los sacerdotes mayores y jóvenes que conformáis el Presbiterio, a las Comunidades de religiosas y religiosos de vida contemplativa y apostólica, a los que formáis parte de los demás Institutos de Vida Consagrada, a los laicos y a sus comunidades parroquiales, a las familias y a los jóvenes, esperanza de futuro para la Iglesia y la sociedad. Saludo también a las autoridades civiles, militares y académicas, tanto locales como provinciales y autonómicas, a quienes ofrezco mi leal colaboración desde el Evangelio para el bien común. Y, con cercanía especial, saludo a los ancianos, a los enfermos y a cuantos sufren por cualquier causa y situación: pobreza, paro, soledad, marginación, desamor, carencia de Dios... A todos os hago llegar este saludo y la bendición en nombre del Señor.
Desde que tuve noticia de lo que, a través de la Iglesia, quiere ahora el Señor de mí, he llevado a la oración con frecuencia las palabras de Jesús: « Yo os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto» ( Jn 15, 16). Sí, Él es quien nos ha elegido. A mí como sencillo y humilde Pastor vuestro; y a vosotros como hermanos a los que he de acompañar y confirmar en la fe de la Iglesia, para que caminando juntos demos, hacia dentro de la comunidad cristiana y hacia afuera, los frutos abundantes del Espíritu. Es Dios el que nos llama, es Él quien nos precede, Él quien nos envía y acompaña. Por sus amorosos designios nuestras vidas se unen aquí y ahora, para acoger y anunciar gozosamente a Jesucristo llevando su Buena Noticia a todos nuestros hermanos con obras de fe, palabras de esperanza y signos de amor y misericordia. Porque «ser Iglesia, nos dice el Papa Francisco, es ser Pueblo de Dios de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre; y esto implica ser fermento de Dios en medio de la humanidad» (EG, 114).
Siento fuertemente la necesidad de pedir vuestro apoyo y oración para llevar adelante, según el plan de Dios, este ministerio pastoral que se me ha encomendado y que acepto por amor a Él y por amor a vosotros. El Señor es mi Pastor, el único Pastor, y es Él quien me pone a vuestro servicio. Quiero ser vuestro y de todos. Voy a Burgos para quereros y serviros, especialmente a quienes más necesiten la cercanía y el cuidado de la Iglesia y de su Pastor. Desde ahora me tenéis a vuestra entera disposición.
Me encomiendo a Santa María la Mayor, Patrona de la ciudad y de la diócesis, para que Ella nos guíe y acompañe siempre en los caminos que llevan a su Hijo Jesús.
Hasta pronto. Un abrazo con mi afecto y bendición.