La Navidad no es cuento

0007Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.
-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?
-No me atrevo... no tengo nada que darte.
-Me gustaría que me dieses un regalo -dijo el recién nacido. (Jesús como era Dios podía hablar)
El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:
-De verdad no tengo nada... nada es mío, si tuviera algo, algo mío, te lo daría... mira.
Y buscando en los bolsillos de su pantalón, andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.
-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy...


-No – contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.
-Con gusto -dijo el muchacho- pero... ¿qué?
-Ofréceme el último de tus dibujos.
El chiquillo, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró al oído del Niño Jesús:
-No puedo... mi dibujo es horrible... ¡nadie quiere mirarlo!
-Justamente, por eso lo quiero... siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.
-Pero... ¡lo rompí esta mañana!- tartamudeó el chico.
-Por eso lo quiero... Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo... Y ahora -insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.
El rostro del muchacho se ensombreció, bajó la cabeza. Avergonzado, y, tristemente, murmuró:
-les mentí... Dije que se me cayó de las manos, pero no era cierto... ¡estaba enojado y lo tiré con rabia!
-eso es lo que quería oírte decir –dijo Jesús- Dame lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías, tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas... No tienes necesidad de guardarlas... Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

Parroquia Sagrada Familia