Si cuidas el planeta, combates la pobreza

Fidel Herráez Vegas (Arzobispo de Burgos)

gil hellin

El tiempo de Pascua es el tiempo de la Vida. Es tiem­po de acoger la vida nueva que se nos da en Jesucristo Resuci­tado, para identificarnos cada vez más con Él, compartiendo sus actitudes y sus mismos sen­timientos de amor al Padre y a la humanidad. Y es tiempo tam­bién de animar tantas semillas de vida que existen y germinan en nuestra sociedad, en nues­tro mundo y a nuestro alrede­dor. En mi reciente Carta Pas­toral os decía que: «nuestra de­fensa y cuidado de la vida ha de ir más allá, no puede limitarse al ámbito privado o a las rela­ciones interpersonales. La inte­gridad de la vida, la aspiración a una vida buena desde el pun­to de vista ético y colectivo, de­be incluir las estructuras socia­les, políticas y económicas, pa­ra generar una cultura de la vida que encarne la novedad del Evangelio. Los cristianos nos hemos de hacer presentes en la sociedad de modo activo, co­mo protagonistas, con la deci­sión y el coraje que en ocasio­nes nos falta».

Doy gracias a Dios porque, en los diferentes encuentros que me propicia la Visita Pasto­ral que comencé hace un año a todas las parroquias de la Dió­cesis, he ido descubriendo este esfuerzo por generar estructu­ras de vida, frente a las estruc­turas de pecado que nos ro­dean. He constatado la presen­cia de muchos cristianos y organizaciones que, desde las diferentes estructuras sociales, luchan y trabajan por la justi­cia. Y, ciertamente, os animo a avanzar en este camino de com­promiso y caridad pastoral.

Este es precisamente el ele­mento aglutinador que ha he­cho que, desde el año 2012, tanto a nivel nacional como diocesano, organizaciones tan queridas como Cáritas, Justicia y Paz, Confer, Manos Unidas y Redes para el Desarrollo Soli­dario, se hayan unido en un trabajo conjunto, bajo el suge­rente título de 'enlázate por la justicia'. En efecto, en medio de la desigualdad social manifies­ta de nuestro mundo, que lejos de mejorar cada día se agrava, el lema de esta alianza es una invitación a unirnos todos, cre­yentes y no creyentes, en la construcción de un mundo más justo construido a la me­dida del ser humano, según el proyecto amoroso de Dios.

En este trabajo coordinado, dichas organizaciones eclesia­les se han inspirado en la encí­clica Laudato Si y han puesto en marcha una campaña cen­trada en el cuidado de la creación. Con esta iniciativa pre­tenden sensibilizar e implicar a la comunidad eclesial y a to­da la sociedad en la defensa de un modelo distinto de desarro­llo, justo, solidario y sostenible, así como en el cambio de nues­tros hábitos de consumo y esti­los de vida. Nos invitan a dete­nernos en la lectura de la encí­clica y nos ofrecen como lema un aspecto que quizás es la no­vedad fundamental del docu­mento: «Si cuidas el planeta, combates la pobreza».

Hoy existe, gracias a Dios, una sensibilidad social cada vez más fuerte por el cuidado del medio ambiente. «Al con­templar y disfrutar la belleza de tantos rincones de la geo­grafía burgalesa, os decía tam­bién en la Carta Pastoral a la que antes me he referido, no puedo dejar de recordar la im­portancia del cuidado de la creación, de la defensa de la vi­da de nuestro planeta tierra, que fue concebido por Dios co­mo un paraíso idílico, como un jardín frondoso, como un ho­gar compartido, como la casa común. Esta sensibilidad se va haciendo más consciente y más clara entre nosotros, pero debemos seguir cultivándola como gesto de veneración y de agradecimiento al Dios de la Vida y a la vez como gesto de responsabilidad y de justicia hacia las generaciones futuras y hacia los hermanos más vul­nerables».

El papa Francisco nos con­voca a «escuchar tanto el cla­mor de la tierra como el clamor de los pobres» y nos invita con­tinuamente a enfrentarnos a este gran desafío que hoy tene­mos ante nosotros como cris­tianos y como sociedad: el cui­dado de la casa común, ame­nazado de tantas maneras. Es un desafío que, como él mis­mo nos dice, supone una au­téntica conversión ecológica, una conversión interior.

En efecto, la experiencia del encuentro con Cristo Resuci­tado nos hace redescubrir que «vivir la vocación de protecto­res de la obra de Dios no con­siste en algo opcional ni es en un aspecto secundario de la experiencia cristiana» (LS 21 7). Por ello en el marco de esta campaña, os invito a profun­dizar en esa llamada al autén­tico cuidado del planeta que redundará en beneficio de to­dos, especialmente de los más pobres. «Si cuidas el planeta, combates la pobreza». ¿Que estamos haciendo para cuidar la creación? ¿Que estamos ha­ciendo para cuidar de nuestros hermanos?

Parroquia Sagrada Familia