El servicio impagable de los profesores de Religión Católica

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

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Queridos hermanos y hermanas:

Con el comienzo de un nuevo curso escolar, hoy deseo dirigirme, de manera especial, a los profesores de Religión Católica. Vuestra vocación, que responde a un servicio inmensamente generoso y a una llamada que viene de Dios, nos hace comprender que nadie puede transmitir con la palabra lo que no guarda en el corazón.

Vuestro servicio impagable a la Iglesia y a todos los que formamos parte de ella, desde una mirada profundamente enamorada de Jesús de Nazaret, coloca en el primer puesto a la persona humana y su inviolable dignidad. Ciertamente, como recordaba el Papa Benedicto XVI a un grupo de profesores de Religión en escuelas italianas pronunciado en abril de 2009, «poner en el centro al ser humano creado a imagen de Dios (cf. Gn 1, 27)» es, de hecho, «lo que caracteriza diariamente vuestro trabajo, en unidad de objetivos con los demás educadores y profesores».

La dimensión religiosa es intrínseca al hecho cultural porque, como insistía Joseph Ratzinger, «contribuye a la formación global de la persona» y «permite transformar el conocimiento en sabiduría de vida». Vosotros proporcionáis el alma necesaria a la escuela y, al mismo tiempo, dejáis un poso de amor en el aula que, quizá, no es posible testimoniar y desplegar de modo tan explícito en otras asignaturas. En este sentido, volviendo a las palabras del tan recordado Papa Benedicto XVI, gracias a vuestra enseñanza «la escuela y la sociedad se enriquecen con verdaderos laboratorios de cultura y de humanidad».

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Peregrinos de esperanza

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

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Queridos hermanos y hermanas:

Desde el encuentro con Jesús, que supone promover una Iglesia que se hace discípula y es enviada a evangelizar, teniendo muy presente que son primero las personas que la organización y que lo importante es la ruta misma (cf. EG 82), hemos elaborado el Plan Pastoral Diocesano para los próximos cuatro años.

Bajo el título Peregrinos de esperanza ha dado comienzo el curso pastoral en nuestra archidiócesis, así como la presentación de este nuevo Plan en los diversos organismos de nuestra Iglesia.

Este Plan marca algunos aspectos y prioridades que creemos necesario abordar. Esta hoja de ruta recoge acciones antiguas y nuevas que debemos afrontar en la pastoral de todas y cada una de las personas y comunidades que conforman una archidiócesis tan variada como la nuestra. Asimismo, hay muchos aspectos de la vida comunitaria y de la evangelización que no ha sido necesario recoger en este Plan, porque reflejan aquellos que vemos necesario impulsar, sin menoscabar los demás.

La Asamblea Diocesana 2019-2022, celebrada en el contexto del Jubileo por el VIII Centenario de la Catedral, nos ha abierto las puertas a la acción del Espíritu, quien nos ha señalado algunos caminos a recorrer. Desde ahí, nos hemos descubierto como una Iglesia llamada a ser fermento en medio de una sociedad, a ponerse en estado de misión y a realizar, una vez más, el primer anuncio en los nuevos y variados areópagos, en las familias, en los centros educativos, en los jóvenes, en el tiempo libre, en el medio rural, en las redes sociales, en las pobrezas y periferias existenciales.

Ese primer anuncio es la prioridad de este año. Así, los años siguientes tratarán sobre el acompañamiento, la formación y la presencia pública. Cada curso pastoral, por tanto, tendrá una temática tomada directamente de lo trabajado en el Congreso de Laicos.

Desde ese horizonte común, queremos vivir más la comunión y unir fuerzas en una llamada renovada a la evangelización. Parroquias junto con otras parroquias, delegaciones junto con otras delegaciones, asociaciones laicales y comunidades de vida consagrada en medio de todo el Pueblo santo de Dios llamado a evangelizar. Deseamos, al fin y al cabo, compartir la misión y aportar lo mejor de cada uno para extender, hoy y aquí, el Evangelio de Jesucristo.

Con esa doble orientación nos disponemos a vivir el Año Jubilar convocado para toda la Iglesia el año 2025, cuyo lema da título a nuestro Plan: Peregrinos de esperanza. Este año coincidirá con el 950 aniversario del traslado de la Sede episcopal a Burgos.

Nuestro principal deseo nace de suscitar y renovar el encuentro con el Señor. A partir de este encuentro, pondremos la mirada en las comunidades para ayudarlas a ponerse una vez más en estado de misión. Un Plan Pastoral donde nadie queda al margen y donde quisiéramos llevar el anuncio de Jesucristo hasta todos los rincones y ámbitos de la geografía burgalesa.

Le pedimos a Santa María la Mayor, patrona de la archidiócesis y plenitud de nuestra esperanza, que nos ayude, ampare y acompañe en este sendero que estamos llamados a recorrer. Que Ella, la mujer vestida de sol, la infinita esperanza que no experimentó la corrupción del sepulcro, la que siempre está con sus hijos, modele nuestros pasos frágiles mientras transitamos el camino infinito del Amor.

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

La Creación como don maravilloso de Dios

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

mario iceta

 

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

Hace un mes comenzábamos la celebración de la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación. La Iglesia en España se unía al mensaje del Papa Francisco para celebrar el Tiempo de la Creación que concluye esta semana, el día 4 de octubre, con la festividad de san Francisco de Asís.

Con el lema Que la justicia y la paz fluyan, el departamento de Ecología Integral de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social anima a vivir este tiempo con el convencimiento de que nuestras acciones «son oportunidades de construir modos de existencia respetuosos con la preciosa obra de Dios que nos rodea y con los hermanos que comparten con nosotros la casa común».

Para ello, es necesario aprender a vivir en comunión con los demás y con todas y cada una de sus necesidades, siendo plenamente conscientes de que «la Tierra es suficiente para todos», como señalan los obispos.

En este sentido, hemos de optar –al hilo de las palabras que el Santo Padre escribe para esta ocasión– por «una renovación de nuestra relación con la Creación», de modo que «no la consideremos como un objeto del que aprovecharnos», sino que «la custodiemos como un don sagrado del Creador».

Esta conversión ecológica (así lo llamaba el Papa san Juan Pablo II) ha de empezar por nosotros mismos. Solo así podremos edificar, gesto a gesto, un camino de plenitud para quienes vayan a continuar la senda que hoy sellan nuestros pasos. Solo desde ese vínculo indisoluble entre el cuidado y la justicia alcanzaremos el deseo de que todos tengan vida, y una vida en abundancia (cf. Jn 10, 10).

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Jornada Mundial del Migrante y Refugiado

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

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Queridos hermanos y hermanas:

Hoy celebramos la 109ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado: un camino a seguir con un horizonte común hacia una libertad «que debería caracterizar siempre la decisión de dejar la propia tierra», siendo libres «de partir o de quedarse», tal y como afirma el Papa Francisco en su mensaje para esta jornada.

Con el lema Libres de elegir si migrar o quedarse, el mensaje para esta jornada subraya la preocupación por las personas en situación de vulnerabilidad a causa de la emigración, para rezar por ellas y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones, como defienden desde el Dicasterio para el Servicio Humano Integral.

La huida de la Sagrada Familia a Egipto «no fue fruto de una decisión libre», como tampoco lo fueron «muchas de las migraciones que marcaron la historia del pueblo de Israel», escribe el Santo Padre en su misiva, dejando entrever que migrar «debería ser siempre una decisión libre». Sin embargo, en muchísimos casos, hoy tampoco lo es. La posibilidad de «vivir en paz y con dignidad en la propia tierra», subraya el Papa, «todavía no es un derecho reconocido a nivel internacional».

Aun hoy nos cuesta entender que los migrantes escapan, entre tantas razones, por culpa de la pobreza, del miedo, de la desesperación, de la incertidumbre, de la persecución, de la guerra o de la miseria. En este sentido, esta Jornada desea abordar las casusas del aumento de los flujos migratorios en todo el mundo, poniendo en el foco una serie de condiciones que posibiliten a las personas migrar o quedarse en sus países de origen. En todo caso, es necesario garantizar unas condiciones dignas en las zonas de origen y de destino de estos flujos migratorios.

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Nuestra Señora de la Merced: el alma de la Pastoral Penitenciaria

Mario Iceta Gavicagogeascoa (Arzobispo de Burgos)

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Queridos hermanos y hermanas:

«Que la cárcel sea laboratorio de esperanza, no solo lugar de pena». Estas palabras del Papa Francisco, pronunciadas en su última visita al personal de la prisión romana Regina Coeli, nos recuerdan la festividad de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias, que celebramos la próxima semana.

Esta advocación mariana, que insta a trabajar en comunión para transformar los centros penitenciarios en lugares de redención y pone el foco de manera especial en los internos, sus familias y los trabajadores, evoca la misericordia de Dios.

«Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados». Estas palabras del Salmo 76 fueron repetidas por san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de Nuestra Señora de la Merced (los Mercedarios), poco antes de morir. Tenía 77 años y, en la primera mitad del siglo XIII, dejaba a sus espaldas un legado de gracia, compasión y perdón que da sentido a un apostolado que sigue transformando vidas rotas en hogares de luz y salvación.

La vida de Pedro Nolasco, llamado para salvar vidas y a preservar la fe, marca el alfa y la omega de una orden religiosa que guarda un detalle sumamente especial: los mercedarios se comprometen con un cuarto voto, añadido a los tradicionales de pobreza, obediencia y castidad de las demás congregaciones, que es el de liberar a otros debilitados en la fe, aunque su vida corra peligro.

El fundador, que llegó incluso a comprar esclavos para rescatarlos, jamás dudó en entregar su propia vida si fuera necesario, cumpliendo así ese cuarto voto que distingue a esta Congregación religiosa. Y así se lo hizo saber a todos y cada uno de los hermanos que decidían entrar a formar parte de la Orden. Y así lo hicieron, en aquellas épocas difíciles, ocupando el lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la vida y la fe, en caso de que el dinero no alcanzase a pagar por su liberación.

Un gesto que hoy, en los tiempos en los que vivimos, interpelan nuestro ser cristiano y que, tal vez, sobrepasan nuestra razón. En los comienzos de este año 2023, la primera celebración del sacramento de la Confirmación que realicé fue precisamente en la cárcel. Todavía hoy recuerdo con especial cariño aquel encuentro, así como el rostro de quienes participaron en aquella celebración donde el Espíritu Santo inundó de luz y calor aquél lugar necesitado de esta presencia que conforta y llena de esperanza.

La Pastoral Penitenciaria, que acompaña a las personas privadas de libertad y sus familias a través de diferentes talleres, encuentros y actividades formativas, sella un compromiso de acompañar a quienes atraviesan esos momentos difíciles que marcan la vida.

Y ahora me refiero a vosotros, voluntarios que os entregáis a este servicio, porque sois un regalo que siempre está presente para los demás, que acompaña y sana las pobrezas personales y espirituales. Pedro Nolasco reconoció siempre a la Virgen María como la auténtica fundadora de la Orden Mercedaria. Le pedimos a la Virgen de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias, que nos enseñe a amar a su manera y a no claudicar ante las dificultades; para que siempre estemos dispuestos a visitar al Señor sin que sea necesario preguntarle cuándo le vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verle; porque Él ya ha dejado escrito en nuestros corazones el mandamiento de nuestras vidas: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 39-40).

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

Parroquia Sagrada Familia